Buenas tardes: Édouard Louis: Para acabar con Eddy Bellegueule (2):

Publicado el 14 abril 2015 por David David González


Mi tío había pagado el pato de la negligencia de los hombres con la propia salud. Había fumado toda la vida sin preguntarse nunca por los excesos, por los límites, por lo que era sensato. El tabaco le había puesto amarillentos los dientes, más negros que amarillos; tenía la ropa impregnada del olor de los Gitanes. Había fumado, pero también había bebido mucho al salir del trabajo, como mi padre, para olvidarse de las jornadas agotadoras acarreando cajas y paquetes, con quince minutos reloj en mano para comer una comida mala y recalentada que su mujer había preparado la víspera y metido en la fiambrera. Ruido del centro de clasificación, ensordecedor e incluso agresivo. Casi ni daba tiempo sentarse para almorzar; el jefe de la cadena le llamaba la atención si pasaba un minuto del tiempo de la pausa. Mi madre me hablaba de su afición al alcohol, cada vez mayor Ya está, tu tío ya es un alcohólico, como todos los demás, la verdad es que son todos iguales, no hay ni uno que compense de los demás. Se lo podía ver cada vez con mayor frecuencia haciendo eses por la calle, insultando a los vecinos del pueblo, diciéndoles obscenidades a las jóvenes A ti te voy a follar yo, a ver ese chocho, guapa, ven aquí so furcia y llegando incluso a quitarse la ropa para enseñar el pene en público. Mi tía intentaba conservar la dignidad y hacía ante las demás mujeres a la salida de la escuela como que no sabía nada de los desenfrenos de su marido.
Édouard Louis en Para acabar con Eddy Bellegueule (Ediciones Salamandra, 2015).
Traducción de María Teresa Gallego Urrutia.