Buenos Aires

Por Zhra @AzaZtnB

Hoy voy a hablar de Buenos Aires y no voy a ser objetiva, para muchos puede ser una ciudad desastrosa pero la verdad es que si se le busca el encanto se le encuentra. Llegué al aeropuerto a las 6 de la mañana después de 3 horas de avión, 12 de bus y haber medio dormido en un aeropuerto. Mi cara de zombi lo decía todo así que fui a la primera cafetería que encontré y me senté a tomar un chocolate caliente y una media luna (un cruasán). Me preguntaron si lo quería de grasa o de mantequilla y mi cara de póker respondió por mí, con un “Dale” el camarero se va a traerme la bebida: Un vaso de leche, una galleta y una pastilla de chocolate. Estoy muy tentada a comerme el chocolate a bocados pero me refreno y leo las instrucciones, tengo que meterlo dentro de la leche caliente y remover.

Para cuando el sol ha llegado a una altura decente pregunto en información y me explican cómo llegar a mi alojamiento cogiendo un bus desde la puerta del mismo aeropuerto. Cuando subes al autobús puedes pagar con monedas o con la tarjeta SUBE, apenas tengo monedas pero en Ushuaia una chica me regaló una tarjeta SUBE que me sirve para todos los días. En pocos minutos llego al Metrobús, cuatro carriles exclusivos para colectivo (autobús) con marquesinas en el centro haciendo que los autobuses no tengan que lidiar con el tráfico de la ciudad y acelerando mucho la movilidad del transporte público. De ahí apenas son unos metros a mi alojamiento, me alegro de llegar en marzo a pesar de tener que ponerme la chaqueta sobre la camiseta de vez en cuando, dicen que en Enero la ciudad llega a los 43ºC. Aprovecho la tarde para pasear sin rumbo y corroborar que Buenos Aires está llena de argentinos. Pero no de argentinos normales sino de casi 3 millones de porteños, con ese acento musical que consiste en coger toda la rudeza del castellano de España y convertirlo en música.

Me quedo varios días y lo uso como base para ir a las cataras de Iguazú así que paseo mucho por todos lados, camino sin rumbo hasta perderme y sacar el GPS para localizarme, me corto el pelo y hasta voy al dentista. La ciudad está llena de contrastes y no sólo en los edificios sino las propias personas. Hay muchísimas librerías, está llena de restaurantes con camareros de punta en blanco, es una de las ciudades con más teatros en todo el mundo y tiene el primer metro de todo el hemisferio sur pero a la vez hay mucha gente pidiendo, entrando sin reparos en algunas cafeterías para pedir dinero, parándote por la calle para que les des unas monedas, o durmiendo en los portales. Por la noche la gente se mete en los contenedores para buscar entre la basura, algunos recogen cartones y otros intentan venderte cualquier cosa en los autobuses de línea dentro de la ciudad. Todas las noches veo un señor sentado en el portal de al lado y hace apenas dos días vi como el portero sacaba la bolsa de la basura y le hacía una señal para que se acercara a recogerla. El mismo día unos metros más adelante había una camioneta abierta con un señor vendiendo herramientas, hierros etc. Los edificios están sucios, las flotas de autobuses pueden tener asientos nuevos o viejísimos pero en todos los casos necesitan una buena limpieza y una mano de pintura. Parece una ciudad recién despertada con muchísimo potencial a la que le falta quitarse un poco las legañas y tomar un buen café para acabar de ser ella misma. Pero cuando miro las ofertas de trabajo me doy cuenta que los sueldos no acaban de encajar con los precios de los supermercados y me desanimo un poco. Y mientras algunos argentinos me dicen que sí hay trabajo otros se quejan que sólo viven bien los más acomodados.

Como a todos los sitios a los que he ido al llegar a la ciudad tenía que hacer una lista de las cosas que quería ir a ver. Pero el único sitio que tenía clarísimo que quería ir a ver es El Ateneo – Gran Splendid. Una librería considerada por el diario The Guardian como una de las más bonitas del mundo Gran Splendid empezó funcionado como teatro con 4 palcos y capacidad para 500 personas. Pero en el 2010 se decidió convertir en librería conservando los balcones, algunos sillones, la cúpula de óleo, la decoración y la zona del escenario con su telón. El salón principal es el centro del patio de butacas y el escenario un restaurante cafetería.

En los pisos superiores hay más libros y estanterías con vistas al escenario mientras el subterráneo ciego a cualquier otra parte de la librería es la parte más moderna con libros infantiles y música. Por si no fuera suficientemente bonito ir a verlo te animan a sentarte a leer sin prisas en los balcones privados sin necesidad de comprar con lo que acabas dudando si has entrado a una librería, una biblioteca, un teatro, una cafetería o el paraíso. Me siento a comer en la cafetería/escenario y me convierto en parte de una obra de teatro donde todos improvisamos nuestras líneas.

En el mismo barrio de la Recoleta está, el cementerio de La Recoleta con 4780 bóvedas, 80 de ellas declaradas Monumento Histórico Nacional. El cementerio tiene enterrados muchos personajes conocidos nacional e internacionalmente. La guía (gratuita en español a las 11 y a las 15h) nos habla de una nieta de Napoleón, de Eva Duarte de Perón y un montón de personajes de la historia de América latina que no conozco. Hay muchos estilos arquitectónicos, se ven símbolos católicos y masónicos, hay estatuas y mausoleos de mármol todo organizado en manzanas y calles en las que cuesta recordar que esto es una ciudad fantasma que encerrará a los muertos a las 6 de la tarde.

Por supuesto es imposible no pasar a ver la casa Rosada con visitas gratuitas de una hora cada 20 minutos sábados y domingos. Conseguí entrar mi último día en Buenos Aires porque siempre se me olvidaba sacar el cuchillo de la mochila y no me atrevía a entrar con él por si me deportaban.

Pero hay mil sitios para visitar en la ciudad: La Bombonera (Estadio de fútbol Alberto José Armando) donde juega el Boca. Los 150 metros del Caminito convertido en “calle museo” o lo que es lo mismo unas casas pintadas de colores con mucha gente intentando sacar dinero a los turistas. Se venden souvenirs, manualidades, hay montón de restaurantes y galerías con más souvenirs, camisetas, llaveros, dulces etc.

La plaza del congreso, con sus tres plazas y la escultura de El Pensador. La calle peatonal Florida donde te gritan a cada 10 centímetros “cambio”, “cambio”, no sabes si te quieren cambiar la camiseta o si ofrecen moneda extranjera hasta que dicen “real, dólar, euro, cambio, cambio, cambio” Estoy segura que llega un punto en que son inconscientes de lo que dice su boca.

La Avenida Corrientes con teatros y locales de tango a cada paso junto a las esculturas de artistas que formaron parte de la cultura de argentina. El mercado de San Telmo lleno de anticuarios y algún puesto de verdura y carne aunque yo me quedo con los churros de chocolate rellenos de dulce de leche increíbles.

La Costanera Sur por donde se puede pasear o coger una sillas y comer un picnic frente a la Reserva Ecológica Costaner en el Río de la Plata. En la misma calle está el Museo del Humor donde por 10AR$ puedes conocer un poco más a los humoristas más famosos del país. Además es el final de recorrido del paseo de la historieta con esculturas de diferentes personajes del cómic argentino como Mafalda (Quino), Matías (Sendra), Clemente (Caloi), la Girafa (Mordillo) etc.

Y para seguir paseando el Jardín Japonés (50$AR la entrada), la rosaleda y los jardines de Palermo junto al zoológico donde los fines de semanas están haciendo talleres de reciclaje a partir de las 17h. Tiempo para aburrirse no hay.

El Barrio Chino está un poco alejado del centro, una hora en bus entre frenazos, movimientos brucos y pitidos que con la tarjeta SUBE se traducen en 40 céntimos de euro. Pero en medio de la euforia por haber acabado mi aventura con los dentistas y mi molar 30, cinco meses con la tontería, me he puesto como misión conseguir Bubble milk tea. En realidad el barrio Chino son sólo tres o cuatro calles: Juramento, Mendonza, Arribeños y algún oriental despistado fuera de ahí. Y lo de Chino es un decir en realidad está lleno de restaurantes Koreanos, Japoneses y algún puesto de pinchos chino. Pregunto en varias tiendas que tienen dibujos de Té con leche y perlas: En la primera me dicen que sí y mientras mi cara se ilumina alguien por detrás grita: Se ha acabado. Murmuro un “gracias” y me voy. En la segunda tienda una señora china, muy china me dice que no moviendo las manos como si le estuviera pidiendo un poco de sangre de unicornio envuelto en alas de hada. En la manzana hay varios supermercados donde consigo Milk Tea con gelatina, las perlas de tapioca las pone mi imaginación y mi euforia dental.

Por la calle un grupo de mujeres mayores quitan y tiran al suelo los papeles anunciando prostitución que han enganchado por todos lados. Una chica joven las recrimina por ensuciarlo todo. Una de las señoras dice que sólo limpia la indecencia y cuando la chica replica que lo que hace es una estupidez casi aplaudo hasta con las orejas.

Podría estarme el día entero hablando de Buenos Aires es una ciudad con gente maravillosa y una gestión desastrosa. Hay pocos sitios en Argentina donde acepten tarjetas de crédito, si tienes suerte de débito y sino ni eso. El problema es cuando el máximo que se puede sacar con tarjeta extranjera de un cajero son 1000AR$ (unos 100€) pero cada vez que lo haces te cobran 6€ y a mí me sale la rabia interna cuando veo en mi registro bancario que intentan cobrarme cuatro veces la misma transacción, no es lo mismo 100 que 400. Por suerte mi banco me devuelve el dinero a los minutos de quejarme y vuelvo a adorar a los bancos ingleses. De todo Buenos Aires me quedo con la esperanza que mejorará y dentro de poco se convertirá en una ciudad aun más increíble.

Linda Azahara BNTZ!!! Porque no viniste por casa a regalarme tu presencia, cuando retornes por Bs As, contactame. Abrazos pequeña y muy buena vida deseo para ti

Me gustaMe gusta

Un abrazo muy fuerte Alicia! No te dije porque aun estabas de viaje pero la próxima vez cuenta conmigo :)

Me gustaMe gusta