Aún hoy la recuerdo
despertando,
descubriendo y ocultando
las marcas de los arañazos
que, embriagado al beber
el licor de su boca,
yo mismo le hice
en el círculo de sus pechos.
Y recuerdo
cómo le estalló la piel
erizada por todo el cuerpo.
Aún hoy
si al terminar el día
viese una vez más a mi querida,
la de los ojos de cervatillo.
ostentando sus senos como cántaros
rebosantes de néctar,
renunciaría
a la felicidad del reino,
a la del paraíso
y a la de la beatitud final.
Bilhana en Los cincuenta poemas del amor furtivo (Chantal Maillard y Jesús Aguado Editores y Oscar Pujol. Versión castellana de Oscar Pujol.