Buenos días: Gsús Bonilla: El del medio de los Panero (4):

Publicado el 19 marzo 2015 por David David González
Otro de los libros en que participo es El del medio de los Panero, de Gsús Bonilla. Colaboro con un relato sobre Panero. Un relato duro, descarnado y sin concesiones, ni a Panero, ni a la galería. Se lo agradezco a Gsús y al editor de Lupercalia, ya que Gsús me pidió un texto breve y le envié uno de 17 o 18 páginas, texto que, por cierto, se incluirá en uno de los Cuadernos de mi ciclo Los que viven conmigo
El del medio de los Panero se divide en tres partes, a saber: Estados de Facebook o el muro de las apariciones: Apariciones (cuaderno de notas): y A modo de epílogo, otras subjetividades en torno a Leopoldo María Panero, en la que una serie de escritores dan su visión sobre la figura del poeta maldito: Felipe Zapico, Óscar Ayala, Alberto García-Teresa, Ángel Guinda, Alpasky, Julio César Álvarez, Vicente Muñoz Álvarez, Eloísa Otero, José Ángel Barrueco, David González, Sor Kampana, Álex Portero, Esteban Gutiérrez Gómez, Charo Fierro, Elba Martínez, María Ángeles Maeso y David Benedicte.
Te dejo con el texto de José Ángel Barrueco, debajo de la cubierta, con esa magnífica fotografía de José Ramón Vega González:


   RÉQUIEM POR UN POETA
   No era un maldito.   Escúchame: no lo era. Se le abjudicó una etiqueta, se le quiso atrapar bajo un letrero, convertirlo en una marca, llenarlo de neones y dotar a sus muecas del sello de un personaje, como si fuera una figura de cómic o un insecto prendido con alfileres. Pero ya no lo era. Si acaso, podríamos enfocarlo desde otra perspectiva: la del disociado, la del poeta que habita en los márgenes aunque no esté al margen; la del niño rebelde que no rompe el cristal de un escaparate aunque lo pinte de colores. Y esto me empuja a preguntarme si lo vi alguna vez en persona. Sí lo vi, de lejos, en alguna de esas ferias del libro, tomándose su Coca-Cola, fumando sus pitillos, probablemente botines, ambos, de algún canje de última hora o de un sablazo a un escritor, sentado en una silla en esa postura como de marioneta desvencijada y con los hilos rotos. Ésta es la imagen que conservo: el rostro, dislocado; el cabello, en revoltijo; la mano, vieja, sosteniendo un cigarro ("Fumo para frotar el tiempo"); los ojos, en busca y captura de algo que no estaba en este mundo: vampiros ilustres, demonios ebrios, necrófilos hundidos en el fango, poemas como fetos nuevos... No soy capaz de saber, o de recordar, si lo vislumbré en persona, a unos metros de mí, o si todo es un embuste de la memoria y de la ficción y de nuestra capacidad de convertir en recuerdos una suma de anécdotas, fantasías y chismorreos. ¿Es un falso recuerdo? Él ya estaba antes de su muerte en otra dimensión, en un territorio cósmico en el que conviven lo imposible y lo imaginario. Y ahora habita la zona de los mitos que nunca sabremos si llegamos a conocer o no. Porque suelen ser más grandes que su leyenda.   Tampoco era una mariposa.
   José Ángel Barrueco.
   Gsús Bonilla. El del medio de los Panero (Ediciones Lupercalia, 2015).