Bullet to the Head - 2012

Publicado el 28 marzo 2017 por Jimmy Fdz

Director: Walter Hill
Me he enterado que habrá tercera temporada de "True Detective" y que David Milch, creador de "Deadwood", la magistral pero desafortunada "Luck" y la infravalorada y magnífica "John from Cincinnati", se unirá a Nic Pizzolatto. Genial, ¿no? David Milch es un maldito genio, qué otra cosa se puede decir. Ahora bien, después de ver "Los Bastardos" quedé tan abatido y agotado (a veces las malas películas lo dejan a uno así) que pensé que para reponerme sería buena idea ver un par de ligeras y entretenidas películas de acción, y aunque ayer me repuse del todo viendo "Stoker", que no es ligera ni tampoco entretenida en el sentido convencional o popular, no iba a perder la oportunidad de ver "Bullet to the Head", primero porque ya la había descargado, y segundo, porque es el regreso del maestro Walter Hill luego de diez años alejado del cine (si bien entre medio hizo una miniserie con Robert Duvall... aún así la ausencia no fue menor). Qué mejor que una película de acción de tomo y lomo y con todas las de la ley para recuperar la fe en el cine, ¿cierto? Y antes de continuar, pregunto: ¿usaron verdaderas mugshots de Sylvester Stallone? Qué buena onda, ¿no creen?

Veo que le fue bastante mal a "Bullet to the Head", tanto en crítica como en taquilla, y que los descerebrados tras los Premios Razzie nominaron a Stallone como peor actor por esta película (ganó el hijo de Will Smith). No voy a decir que Stallone está para el Oscar o que "Bullet to the Head" es un clásico instantáneo ni nada por el estilo, pero, por favor, ¿qué demonios le pasa a la gente? ¿Qué demonios esperaban de una película de acción con Sylvester Stallone haciendo de asesino a sueldo que se quiere vengar de los malvados y alevosos empleadores que le tendieron una trampa? Francamente, no sé qué se podía esperar... Lo cierto es que Walter Hill dirige con mano firme y segura esta esquemática pero violenta y agresiva mezcla de buddy film y neo-noir que destaca del resto de productos mediocres e impersonales por su desenfadada y decidida mala leche, no tan políticamente incorrecta pero sí lo suficientemente malsonante y completamente desinteresada en eso de complacer a los ñoños o no molestar a los decorosos "líderes" de opinión (o, en su defecto, gente cuya opinión es, por algún motivo, escuchada y repetida por masas informes sin perspectivas propias) como para poder disfrutar sin pensarlo dos veces noventa fluidos minutos de explosiones, disparos a la cabeza, chicas desnudas, palabras de grueso calibre (sus cuantos fucks y assholes en realidad, pero algo es algo), peleas cuerpo a cuerpo, sentido del humor y un relato no tan previsible como cabría esperar. Eso sí, no es que uno se deje embobar por disparos locos y chorros de sangre, es que es indudable que "Bullet to the Head" se hizo con actitud y personalidad, lo justo y necesario para que cada cabeza destrozada y cada auto en llamas cargue un sonoro y elocuente "me importa una mierda tu opinión: las cosas son así y disfrutas o puedes ir a morder el polvo" muy propio del personaje de Stallone, uno de esos matones de la vieja escuela que odian a los policías y no confían en ningún cabrón que, para saldar cuentas con sus traidores empleadores, unos empresarios muy malos que pasan por encima de todo con tal de hacer negocios, deberá acompañarse de un policía de esos que no convencen ni intimidan a nadie pero que no deja de ser una herramienta útil (interpretado por un chino que actúa muy mal y que mucho menos aguanta el singular carisma de Stallone, si bien, afortunadamente, éste último es quien carga de manera solvente con el peso de la narración). Sí señor, "Bullet to the Head" va directo al grano y no pierde el tiempo, y uno no puede más que agradecer que se hagan películas así, de espíritu B que aparenten una modestia de medios (digo "aparenten" porque la presente costó cincuenta millones de dólares) basada en cierto inefable encanto que es imposible comprar.
Oh, no es una obra maestra, pero es entretenimiento de calidad hecho por el viejo y bueno Walter Hill. Qué más quieren, amigas y amigos.