En la semana previa al arranque de la Bundesliga la directiva del Schalke 04 anunciaba por sorpresa la imposición de sanciones económicas a aquel jugador que, incluso por error, como sucede en una abrumadora mayoría, termine alojando el balón en las redes de su propia portería.
El club teutón pretende así una máxima concentración de su plantilla durante todos y cada uno de los minutos de juego sobre el césped. En la norma se advierte a los futbolistas de dos acciones muy específicas en los partidos: los saques de esquina y los lanzamientos de falta.
Por cada uno de los posibles autogoles los futbolistas desembolsarán cantidades no especificadas con precisión pero no inferiores a mil euros. Con este dinero se pretende explícitamente indemnizar al club alemán.Con esta drástica medida los ideólogos pretenden reducir al mínimo los goles en propia puerta, circunstancia que el paso de la temporada podrá o no ratificar.