Tengo una semanita complicada, llena de visitas a médicos y otros menesteres, el blog se me está quedando un poco parado, y no veo la manera de que no sea así. A pesar de todo voy a intentar traeros una reseña de un libro que al final me ha decepcionado un poco, y no por el libro en sí, si no por su traducción, no me ha parecido nada acertada.
Conocí Burlando la Parca de Josh Bazell gracias a un amigo, después de un par de meses en paro fui seleccionada para un Emcorp por el ayuntamiento de mi pueblo. El trabajo era de los que a mi me apasionan porque me permitía un contacto directo con la gente, como contrapartida caminaba muchísimo, pero incluso eso me parecía un mal menor, cambie mis tacones por deportivas y que me echaran quilómetros. Además de ese trabajo de campo con el que disfrutaba muchísimo, tenía otro de oficina, los datos había que volcarlos en una base de datos, y compartía ordenador con un viejo conocido de mis años en la administración local. Ambos guardamos muy buenos recuerdos. En aquella época llego a la EPA de la que él es titular, la revista L'Illa (la isla), es una revista literaria de la editorial Bromera, de regalo traía los primeros capítulos de dos libros que me sedujeron de inmediato, Esquivant la mort (Burlando a la parca) y Libri di Luca, recordando lo mucho que me gustaba leer me los regaló
Tiempo después cuando lo vi en las librerías, la versión catalana brillaba por su ausencia y en su lugar podías encontrar la edición de Anagrama, y lo primero que pensé fue que esta editorial era demasiado clásica en sus traducciones para poder darnos una buena versión de ese libro tan irreverente, plagado de mucho humor negro, de mucha acción, de mucha expresión políticamente incorrecta, aún viniendo de una americano, o precisamente por ello.
No tardé mucho en darme cuenta y mucho menos en constatar que no había color, que era mucho mejor la traducción de Bromera, y que la castellana no llegaba a la altura de lo que el autor había querido plasmar, ni del tono desenfadado que le había querido dar. Superado este chasco monumental, que me ha impedido disfrutar de la lectura como me hubiera gustado, intenté meterme dentro de la historia lo cual no fue nada difícil.Nuestro protagonista parece una copia del doctor House, tanto en la acidez de sus comentarios, como en esa manía de ir probando tratamientos para descartar enfermedades, vamos una forma de terminar con el paciente antes de dar con la cura. También por su adicción a los fármacos, los consume en altas dosis tal como House hacía, y digo hacía porque hace mucho tiempo que no me he parado a ver la serie y seguro que ha evolucionado.
align="justify">La historia tiene dos momentos, la del protagonista como Peter Brown, médico de un hospital de poco presupuesto, en el que hacen guardias maratonianas y trabajan con escaso personal y a veces incluso mal preparado, y otro en forma de flash back en en el que el protagonista si no recuerdo mal porque no apunte el nombre se llama Pietro Brwna.... Supongo que os preguntareis por el cambio de nombre, y este tiene una explicación, y es que el controvertido doctor, esta en un programa de protección de testigos del FBI, por colaborar para desmantelar a la mafia, el mismo había estado metido en ella.
Su vida transcurría sin sobresaltos hasta que tuvo la mala suerte de encontrarse con uno de los viejos mafiosos que tenían cuentas que ajustarle, aquejado de una enfermedad grave y con pocas esperanzas de salvación el mafioso se frota las manos y le avisa de que si muere la persona a la que vendió se enterara de donde se encuentra. A partir de ese momento Peter inicia una carrera contrarreloj para salvar de una muerte más que segura a su paciente, sin desatender a ningún otro paciente.
Al mismo tiempo en su mente van pasando como si de fotogramas se tratara su vida anterior, y el mismo nos explica como se metió en la mafia y porque decidió abandonarla, no tiene desperdicio esta parte. Los capítulos del presente y del pasado se van alternando hasta confluir en la historia que se esta desarrollando en esos momentos.
Esta catalogada como novela negra, sin embargo como apuntaba en mi bbf, mas que novela negra es una obra de humor negro, unas veces incluso demasiado ácido, no faltan los cadáveres más bien sobran. La sangre la vierten a toneladas, se recrea demasiado en algunos aspectos morbosos y desagradables, y explica con demasiada precisión ciertas dolencias hospitalarias. Sin embargo el detective brilla por su ausencia, de momento a pesar de tanta sangre y tanto cadáver todavía no hay ninguno en el tiempo presente.
Es una novela tremendamente fotográfica, no es difícil imaginarse los pasajes que te va contando y seguro que el lector incluso los adorna, mezcla pasajes sórdidos con otros más amenos y tiernos, llegando a un equilibrio si es que se puede llamar así lo que consigue. El final es de infarto, completamente increíble, y más vale que nadie haga la prueba, y sigue la tónica de todo el libro, me dejó con la boca abierta y una sensación de madre mía y ahora esto?
Ese humor tan negro y ácido esconde una critica a la sociedad americana y a su sistema de salud, creo que a nadie nos gustaría ser atendidos en un hospital como el que describe en el libro, la narración está jalonada de dardos contra lo que considera injusto, y sobre lo que el ha vivido como médico, puesto que no es un apócrifo en el tema, sin embargo ya advierte que no se haga caso a ningún remedio, a ningún tratamiento, a nada que tenga que ver con el tema médico porque ante todo y sobre todo se trata de una ficción, las enfermedades que explica y sus tratamientos no se deben tomar como remedios, ni como verídicos al 100%.
Josh Bazell como buen filólogo demuestra un gran dominio de la lengua, imagino que leer esta obra en versión original tiene que ser una delicia, porque se apreciará en toda su salsa el espíritu transgresor de su autor, pero mi inglés es más que pobre para poder percatarme de los matices que imprime en la redacción. Os dejo una muestra de la critica social latente y no es la única.
"Los quirófanos cabría decir, junto con las obras de construcción, son el último refugio de sexistas, racistas, o de quienes padezcan algo parecido al síndrome de Tourette. La cuestión es que molestar a la gente los ayuda a mantener la calma en situaciones tensas. En realidad los sociólogos podrían estudiar los quirófanos para saber como eran los lugares de trabajo de los años cincuenta."
Recomiendo a todo aquel que quiera acercarse a esta obra, bien que lo intente en versión original, si es que dispone de un nivel de inglés adecuado, o en el caso en que maneje el catalán que escoja esta última lengua para disfrutar de la lectura....