Preso de sus palabras vive el hombre. Pero el tipo, exento de toda condena terrenal, simplemente suelta, libera, desprende, independiza conceptos a los 4 nortes y como digno ser divino no es juzgado por ello, al contrario. Él es libre de sus palabras. Una vez que las esgrime son de todos y pierden su valor salvo en excepciones, cuando cualquiera de estas frases pasan de irrepetibles, inaceptables o incoherentes a ocupar un lugar en la jerga popular y se instalan para siempre en el ideario colectivo.
Diego Maradona. El hombre que usa y abusa de sus dichos, que dice y se desdice, hoy, aunque el nunca lo sepa, me ayudo con el nombre de esta nota que, notarán ustedes, tiene la particularidad de llevar el título al final del texto.
Analizar futbolísticamente lo que pasó en Sudáfrica con la selección es algo que he tratado de evitar, he escuchado de todo y a todos. Y me cuesta aún desentrañar el misterio.
No el táctico, por que hubo errores evidentes.
No el de la gente, que se manifestó en incontable cantidad a demostrarle al ídolo su amor inquebrantable
No el de los “peces gordos”, que le dan libertades por que Cristina y Julio lo van a utilizar hasta el cansancio y poco les importa que sea de él. Permítanme interpretarlo así.
El misterio que se me plantea es un poco más personal, más profundo, es el que me lleva a preguntarme por qué debería seguir y por qué no. “Contras y pros”si se quiere. La realidad es que se mejoró bastante de las eliminatorias hasta el partido con Alemania, al punto de ilusionarnos (me) con la idea de mejorar el (entiendo) 5to puesto que ya se aseguró.
Pero no, algo falta, entonces me pregunto.
Quiero para la selección un soberbio irremediable?, Quiero un tipo irrespetuoso de nuestra profesión? Quiero gestos altaneros? Quiero que se desvalorice la palabra? Definitivamente no.
Quiero cuidar al ídolo que fue? Quiero que se curta como técnico y que, quizás, sea campeón con Boca o con el Nápoli? Quiero un Diego abierto al dicenso? Por supuesto que si.
Tranquilos que ya sé que a Diego o a varios les importa poco lo que opine yo. Lo sé perfectamente. Pero me ayuda a pensar en mi postura final. La frase la dijo el 10, en referencia al equipo alemán que nos metió cuatro y nos lavó la cara y es, justamente, la misma que inclina mi balanza a la hora de pensar en una continuidad de Maradona en el cargo. Si todo va a ser así, agua va, entonces prefiero no. “No nos comamos el chamuyo, no nos comamos la mentira”. La de nadie.
*La imágen pertence a elcircodelfutbol.blogspot.com