¿Buscando el orden?

Publicado el 16 julio 2020 por Icmat

The final abstract expression of every art is number.

V. Kandinski

Una de las preguntas habituales a un matemático es sobre las razones que le llevaron a estudiar matemáticas. La respuesta, en muchos casos, es que se le daban bien en el colegio, pero esto no es más que un síntoma de algo más profundo. En la entrevista a Ernesto Sabato que incluimos en esta entrada del blog, su contestación consigue que lo profundo emerja a la superficie.

Sabato, pintando

Joaquín Soler Serrano, el entrevistador del programa A fondo, le comenta a Sabato por qué su interés por las matemáticas y la física, para las que estaba tan bien dotado pero abandonó. Sabato comienza diciendo que las matemáticas son la ciencia más simple de todas. Sabato dice que era un joven muy tímido, que llegó desorientado a la universidad, solo, y encontró en las matemáticas, en ese mundo platónico, el orden que necesitaba para el caos en el que vivía. Recordemos que el escritor provenía de una ciudad rural, Rojas, en la Pampa húmeda argentina. Esa paz que encontró en los teoremas, “lo precipitó” como el dice en el mundo de las matemáticas.

Vasili Kandinski

Recuerda Sabato a continuación como ejemplo paradigmático a Vasili Kandinski, uno de los creadores (o el creador) del arte abstracto. Como sus primeras obras expresionistas eran tumultuosas, hasta que llega a la abstracción, donde encuentra la paz de la geometría, en su teoría del punto y la línea. Como dice Sabato, “todos buscamos lo que no tenemos”.

Es curioso que Sabato ponga el ejemplo de Kandinski, porque Kandinski confesó en su libro Concerning the Spiritual in Art, que siempre tuvo grandes dificultades con las matemáticas. Pero eso no le arredró para usar las matemáticas no sólo en sus cuadros, sino además para crear toda una teoría artística de la pintura. Si Galileo decía que “el mundo está escrito en el lenguaje de las matemáticas, y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es imposible entender ni una palabra; sin ellos es como girar vanamente en un oscuro laberinto”, Kandinski llevó estas palabras a la pintura, y usando estos simples elementos geométricos, creó hermosos cuadros que uno podría pensar fueron sus teoremas.

“Punto”, cuadro de V. Kandinski

Pero volvamos a los matemáticos y a lo que les inspiró. He vuelto a leer un libro poco conocido de entrevistas a famosos científicos, titulado One hundred reasons to be a scientist, publicado por el ICTP de Trieste con ocasión de su 40 anivrsario para encontrar algunas respuestas. Lennart Carleson, premio Abel en 2006, dice que era bueno en matemáticas, pero fue un curso de análisis complejo el que lo impactó de manera definitiva, especialmente esas sumas imposibles de series que de una manera milagrosa acaban resultado el número π. Por cierto, cuenta que de los libros que estudió en esa época solo sobrevive una edición polaca de un libro de Zygmund; los demás se los comieron sus perros a los que no pareció gustarle el pegamento polaco.

Lennart Carleson

Otro de los entrevistados, David Mumford cuenta como una vez interrumpió a un pintor amigo de la familia que estaba pintando un cuadro para preguntarle, “¿para quién pintas?”; la respuesta, “para mí mismo” le impactó y le llevó a preguntarse, “¿qué trabajo podría hacer por el que me pagaran y que yo hiciera para mi mismo?”. Mumford tuvo un profesor de la talla de Oskar Zariski. Cuenta que Zariski iba al encerado, escribía “Sea V una variedad” y todos se sentían como si estuvieran viendo a la misma V en el aula. Mumford entrevió un jardín secreto en el que quiso entrar también.

David Mumford

Algunos grandes matemáticos no fueron buenos en matemáticas en su juventud, como confiesan como Serge Lang (interesado en las Humanidades) o Yakov G. Sinai (loco por los deportes).

¿Buscaban, buscamos, todos el orden en nuestros caos personales como dice Sabato? Vean la entrevista (magnífica) y busquen sus propias respuestas

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias)