Si me pusiera pesimista pensaría que el Real Madrid, con fichajes que nosotros no queríamos(Kroos, Isco) gana semana tras semana y que vamos a 4 puntos(cuando en la jornada 3 íbamos 6 por encima), que cualquier equipo ordenadito que se encierre nos mete en un compromiso y que teniendo arriba al mejor del mundo, con el mejor de Brasil y el bota de oro europeo, somos incapaces de meterle un gol a un equipo compuesto por retales de otros equipos y sin figuras.
Y hasta puestos a ser pesimista, me entraría la risa floja si viera a mi entrenador diciendo que hemos sido mejores que el rival porque hemos tenido dos oportunidades(tres con el penalti no señalado) y ellos solo una.
Pero no. Hoy no quiero pensar en esas cosas. No quiero pensar en que parecemos un equipo en formación, porque en realidad es lo que somos. Prefiero pensar que al final Luis Enrique acabará encontrando el sistema que rompa esas defensas tan previsibles y hará que los nuestros corran más, que lleguen antes, que lancen contras, y que localicen los huecos para entrar por las bandas, conseguirá que dejen de dar 120 pases por jugada para acabar regateando a 4 a la vez(cosa complicada).
Nuestro rival, aparentemente va como un tiro, pero viéndolo sin apasionamientos, están echando de menos a Modric y a Alonso, y Ancelotti obliga a Kroos a jugar todos los minutos.
En nuestro equipo, al margen de una directiva que da grima y ganas de llorar y un secretario tecnico especialista en fichar caro y mal, tenemos(todavía) al mejor del mundo, y cuando el mejor del mundo tenga un sistema alrededor capaz de sacarle partido a su increíble capacidad, puede volver a sacar el tarro de las esencias, y volver a reventar la liga, a explosionarla desde sus goles, darle otro rumbo a un barco en el que parece no haber ni capitán ni tripulación.
Y si ese sistema aparece, si el míster grita Eureka consu juego de quimicefa, tendremos tiempo de recuperar lo perdido.
O será que me ha sentado mal el turrón y el cava