Artículo publicado el 10 de octubre de 2012 en Astrobiology Magazine, Traducción: CienciaKanija.com Dos científicos de la Universidad de California en Berkeley han recibido becas de investigación para explorar áreas de la ciencia que se infiltran en el área de la ciencia ficción. El astrónomo Geoff Marcy, que inició la búsqueda de planetas extrasolares hace 20 años, planea bucear en los datos del telescopio espacial Kepler buscando pruebas de civilizaciones lo bastante avanzadas como para haber construido enormes estaciones de energía “solares” en órbita. El físico teórico Raphael Bousso buscará formas de detectar universos fuera del nuestro, y tratará de comprender qué características tendrían estos universos alternativos, o multiversos.
Esfera de Dyson © by Arenamontanus
Marcy y Bousso están entre los 20 innovadores investigadores que compartirán los más de 4 millones de dólares de las Becas Internacionales en Astronomía y Cosmología “New Frontiers” (Nuevas Fronteras) que se anunciaron el pasado 4 de octubre y que otorga la Universidad de Chicago. Las becas son posibles gracias al patrocinio de la Fundación Templeton, del Reino Unido, como forma de animar a científicos y estudiantes de todo el mundo a explorar cuestiones importantes y profundas en la astronomía y la cosmología que puedan propiciar innovadoras ideas sobre la naturaleza del universo. Muchos de los receptores, incluyendo a Marcy, describieron sus proyectos durante una conferencia conjunta el 12 y 13 de octubre en el Instituto Franklin de Filadelfia. Junto a los ponentes hubo estudiantes de instituto y universiarios, incluyendo al estudiante de la UC Berkeley, Taro Yamaguchi-Phillips, que escribió el ensayo ganador sobre el universo y sus hábitats para un concurso también patrocinado por la Universidad de Chicago. Su ensayo, “From Bang to Brain: How Complexity Arises in the Universe” (Del Estallido al Cerebro: Cómo surge la complejidad en el universo), logró una mención honorífica. El Premio Nobel de la UC Berkeley, Charles Townes, profesor emérito de física y ganador del Premio Templeton en 2005, ayudará en la presentación de los premios de ensayo. “Con estos premios, el programa tiene como objetivo apoyar claramente la investigación innovadora con el potencial de extender los límites y catalizar descubrimientos que supongan grandes avances, así como inspirar a los estudiantes para que persigan el conocimiento científico y se conviertan en pensadores originales y que aborden las grandes cuestiones del mañana”, dice Donald G. York, Profesor Horace B. Horton de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Chicago, que guió el concursó. Marcy, profesor de astronomía, es miembro del equipo del telescopio espacial Kepler que observa la luz procedente de 160 000 estrellas en nuestra galaxia en busca de una que se atenúe periódicamente debido al paso, o tránsito, de un planeta frente a ella. Marcy se dio cuenta de que los datos de Kepler podrían también revelar estrellas con centrales de energía orbitales conocidas como esferas de Dyson: megaestructuras que orbitan alrededor de una estrella y captan una gran porción de su energía. Fueron propuestas por el físico Freeman Dyson hace más de 50 años como una forma probable de alimentar a las sociedades hambrientas de energía en civilizaciones avanzadas. Marcy observará 1000 de los sistemas extrasolares de Kepler en busca de conjuntos solares que pasen frente a una estrella haciendo que se apague y encienda. “Kepler ha descubierto hasta ahora más de 2000 nuevos mundos alrededor de otras estrellas, la mayor parte de menos del doble del tamaño de la Tierra, y muchos probablemente tienen agua”, dice Marcy. “Esta avalancha de planetas de tamaño terrestre ofrece la primera oportunidad a los humanos de buscar otras especies inteligentes que pueden haber evolucionado en ellos”. La beca de Marcy – 200 000 dólares para dos años – también pagará algún tiempo de los enormes telescopio Keck de Hawái para tomar espectros de 1000 estrellas que albergan planetas en busca de emisiones láser procedentes de civilizaciones avanzadas. “Las civilizaciones tecnológicas pueden comunicarse con sondas espaciales situadas a lo largo de la galaxia usando haces láser, ya sea en luz visible o con luz infrarroja”, señala. “Otras civilizaciones pueden detectar la luz láser debido a que la potencia se concentra en un estrecho haz y toda la luz pertenece a una frecuencia, o color, específica. El láser supera en brillo a la estrella madre en el color del láser”. Bousso, profesor de física, es famoso por su propuesta junto con Joseph Polchinski, doctorado de la UC Berkeley y ahora en la UC Santa Bárbara, acerca de que la teoría de cuerdas implica que el universo está comprendido en un número posiblemente infinito de multiversos, cada uno con sus propias características físicas pero que funcionan bajo las mismas leyes de la física. Aunque es improbable que seamos capaces de visitarlos, o siquiera verlos con los mayores telescopios – la luz no ha tenido tiempo de viajar tan lejos desde que empezó el universo – es optimista sobre que sea posible encontrar predicciones de esta hipótesis que puedan ponerse a prueba. Su beca de dos años y 125 000 dólares le ayudará a explorar las implicaciones de esta hipótesis. “Al principio, la gente era escéptica sobre la teoría general de la relatividad de Einstein, pero ahora, décadas más tarde, tu GPS funciona gracias a ella y nos ha llevado a cuestiones increíblemente profundas en la física, tales como de qué manera empezó el universo y qué sucede dentro de un agujero negro”, dice Bousso. “Apenas estamos en las primeras etapas de la teoría del multiverso, pero es una propuesta muy seria y plausible que tenemos que tomarnos en serio y poner a prueba – y tratar de echarla por tierra con tanta fuerza como podamos”.