Revista Educación

Buscando la piscina ideal para bañarnos con nuestros hijos más allá del verano

Por Mónica Soldevila @mosolvi

“Lo que es digno de hacerse, es digno de que se haga bien”

Conde de Chesterfield. Político y escritor inglés.

Piscina cubierta

María Sala Clar

Profesora de EF en Educación Secundaria

Cuando nos planteamos llevar a nuestros bebés a la piscina fuera de los meses de julio y agosto, es importante elegirla bien. Hay varios factores a tener en cuenta.

NORMATIVA E HIGIENE

Debemos asegurarnos de que el responsable de su gestión (ayuntamiento, empresa privada, comunidad de vecinos…) tenga al día las revisiones higiénicas y se cumpla la normativa respecto a la temperatura y tratamiento del agua. Tenemos derecho a saber todos los productos que se utilizan para la desinfección del agua en la que queremos bañar a nuestros hijos. En caso de no conocer algún producto, podemos pedir consejo a nuestro dermatólogo o pediatra.

PROFUNDIDAD DEL VASO

En lenguaje coloquial, llamamos piscina a lo que técnicamente se conoce como vaso. La piscina sería el edificio donde se encuentran varias dependencias: el vaso, vestuarios, duchas de acceso al agua, oficinas, recepción, pasillos, baños, y en ocasiones cafetería, etc. El vaso es donde se practica la actividad física en sí, donde está el agua.

Respecto a la profundidad del vaso, quien vaya a sujetar al bebé, debe hacer pie cómodamente en él, recomendamos que el agua nos llegue como máximo a la altura del pecho para poder manejarlo bien.

Si nuestra piscina fuera demasiado profunda y nos llegara el agua por el cuello, por ejemplo, podemos probar a llevar aletas. Esta sería una buena solución siempre que tengamos la habilidad suficiente como para saber desplazarnos con ellas ya que nos ayudarán a manejarnos mejor con el bebé y a sortear ese palmo de agua que nos sobra.

HORARIOS COMPATIBLES CON LOS DEL BEBÉ O NIÑA/O

Sería perfecto que la piscina tenga un vaso grande para los que quieran practicar el deporte de la natación y otras modalidades para adultos, y otro más pequeño de agua más calentita (se recomiendan unos 32ºC) para los que quieran practicar actividades acuáticas con bebés. Esto daría mayor flexibilidad en los horarios y mayor comodidad a los usuarios.

Si éste no es el caso de nuestra piscina y tiene un solo vaso, debemos plantearnos horarios de poca afluencia dentro del horario de baño libre que nos ofrecen, ya que vamos a tener que compartirlo con otros usuarios. Generalmente, las piscinas organizan las calles por niveles, por lo que allí nos indicarán cual es nuestro espacio para estar en el agua con un bebé. Además tendremos en cuenta su horario de comidas y siestas: debemos respetar su tiempo de digestión, y asegurarnos de que el agua está a la temperatura adecuada para bebes (en vasos grandes esto es difícil de cumplir, es muy caro). Además, a un niño que tiene sueño, no le suele gustar que lo bañen en ese preciso momento que quiere dormir.

En casos de niños con miedo al agua, lo ideal sería encontrar una franja de 20-25 minutos dentro del agua en la que la piscina tenga pocos clientes, no se escuchen gritos, silbatos, ni el agua se mueva mucho por las actividades de otros nadadores. En bebés pequeñitos hemos comprobado que si comparten vaso con otros nadadores, el movimiento del agua no les molesta tanto como a los que tienen miedo al agua.

UBICACIÓN Y TEMPERATURA DE VESTUARIOS

También debemos fijarnos en la organización de las dependencias para evitar resfriados, por ejemplo: lo ideal sería que al terminar la sesión, nos dejaran duchar con jabón a los niños en alguna ducha que esté dentro de la misma zona donde se encuentra el vaso, que suele estar calentita para poder cambiarlos de ropa allí mismo entrando en el vestuario nada más que para utilizar el secador del pelo, y cambiarnos los padres. Normalmente, podremos entrar el carrito del bebe a los vestuarios para podernos cambiar nosotros si estamos solos con él.

Con esto nos aseguramos evitar corrientes de aire y cambios bruscos de temperatura, ya que por mucho que el encargado de la piscina nos diga que los vestuarios tienen calefacción, siempre hay alguien que deja las ventanas abiertas para que “se ventile” y 1 minuto de ventilación es suficiente para que empiecen las toses y los estornudos el primer día.

Decimos que nos dejaran, porque generalmente, las normas de la piscina prohíben utilizar jabón en las duchas de dentro ya que los restos de jabón que quedan en el suelo de la ducha, acaban dentro del vaso, arrastrados por los pies del siguiente usuario.

Ni que decir de las instalaciones que no tienen acceso directo del vaso al vestuario, y tienes que atravesar un pasillo… Estas son las primeras a descartar. Si en nuestra ciudad no tenemos ninguna piscina de estas características, deberíamos valorar la posibilidad de desplazarnos a otra piscina con mejores condiciones para nuestro bebé. Si no es posible, buscaremos la manera de minimizar riesgos, las madres somos profesionales en esto.

MATERIALES A UTILIZAR

El uso de manguitos y otros productos que se venden en el mercado como materiales que ayudan a la seguridad de los niños, son causa de discusión entre defensores y detractores. Nosotros nos posicionamos con los detractores, ya que en nuestra opinión, todos estos materiales dan una falsa sensación de flotabilidad y pueden llegar a resultar peligrosos.

Pensamos que es un error dejar solo a un niño que no sabe flotar aunque lleve los manguitos, por mucho que los padres estén vigilando desde el borde de la piscina. Conocemos casos de niños pequeños que se los han quitado, porque les apretaban, les picaban o les molestaban para bucear (los niños son imprevisibles). No podemos arriesgarnos a que se les pase por la cabeza comprobar si pueden nadar ellos solos sin manguitos. También es típico el caso de niños ya mayorcitos, solos dentro del agua con los manguitos a los que un amigo que ya flota se les coge para jugar y se van los dos hacia abajo. Si los padres están con ellos, esto no pasa.

La excusa más utilizada por los defensores es que los padres están más tranquilos si el niño lleva los manguitos. En nuestra opinión, estamos más tranquilos si los cogemos de las axilas, y les enseñamos a bucear y a flotar. Ya buscaremos otro momento para estar tranquilos en la piscina.


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