Digamos que no soy el mejor estereotipo de la mujer clásica. Rara sí que soy. Pero me gusta, el clasicismo no me va mucho...., no.
Buscando la razón de que porqué me afecta tanto pasar a la década de los 40 encontré varias listas, catálogo, repertorio y hasta viñetas que me hicieron reír pero también dejaron varias muecas en mi cara.
Que no, hombre, que no somos todas iguales!. Qué manía de la gente de estereotipar a la especie coñe....
Hasta las narices de los rótulos, las etiquetas, los filtros, QUE NO HAY UNA ETIQUETA PARA CADA UNAAAA y punto!. Que cada una es como es y que no me voy a sentir yo igual que otra que cumple los 40, que si me da el venazo de chillar lo chillo y que si digo que no estoy en la flor de la vida también, y ¿qué es eso de que ahora que eres madura ves todo desde otra perspectiva y que te resbala todo???!!!. Y quién dijo que quiero madurar!
Pero volviendo al tema, sí, al de pasar de década. (Ya un poco más calmadita). Dejar de ser una treintañera para pasar a ser una............si es que no lo puedo ni decir. Ay madre...
Seguí buscando respuestas, seguí preguntando a mister Google. Encontré un par de sinónimos que si no son de risa son de pena.
Aquí va captura de pantalla de la página www.wordreference.com
Maduro????, solteróóóónn????. En serio?¿
Haberme emparejado hace 17 años con alguien 8 años mayor que yo ha hecho que siempre hubiera gente más grande a mi alrededor, eso y tener hermanas mayores que yo, bueno eso, tener hermanas y que te guste estar con personas más grandes, bueno, eso, las hermanas los más viejos y una inmadurez del copón...,quieras o no....influye!. Mira si influye que NO consiente pero sí real me sentía la ''peque''.
Era como que los años les caían a los otros, total, siempre seguía siendo más chica. Es como cuando comes los restos del plato ajeno, son restos del otro, porqué habría de engordarme???.
Debo decir que no me importan las arrugas, jamás me importaron y en toda mi vida me he puesto ni una crema, ni del sol (muy mal, no hagas nunca eso!), ni las canas porque las camuflo. No me importan las carnes caídas ni las pieles de naranja. No me importan los achaques de salud, los dolores físicos, ver cada vez menos y ensancharme cada vez más. No me deprimo, no me traumatizo.
Ya soy rebelde, ya soy políticamente incorrecta, ya me pongo lo que quiero sin tener en cuenta miradas ajenas y ya digo lo que pienso.
Entonces, ¿cuál es el problema?
Me da miedo perder el sentido del humor, la ilusión de niña, la forma de ver las cosas.
En definitiva, me da miedo domesticarme.