Buscando soluciones

Por Belen
Ayer Rayo despertó como siempre, contento, descansado, sonriente. Pero a los pocos minutos me contaba que el dolor de cabeza era grande, según nuestra escala de dolor. Empezaron a marcarse las ojeras y comencé a verle decaído. A pesar de que tenía planeado llevarle hoy miércoles a la consulta de su médico, decidí que había llegado el momento. Esperé a media mañana, momento óptimo pues los neurocirujanos a esa hora suelen haber acabado con las operaciones, y en urgencias un día de diario no suele haber nadie. 
Mi niño estaba asustado.... Él sabe que pronto iremos y nos tendremos que quedar, tiene miedo. Nos atendieron rápido, pero antes de poder llegar a su médico tenemos que pasar el cribado de los pediatras de urgencias, estudiantes muy jóvenes que en la mayoría de las ocasiones no han visto un caso de neurocirugía.... Podemos encontrarnos con médicos interesados y comprometidos, a los que les apetece aprender y con los que da gusto tratar. O bien médicos como la Doctora que nos tocó en suerte ayer, que se caga por la patilla. 
El protocolo a seguir cuando mi hijo llega con jaqueca fuerte es una revisión general por si hay algún foco o cuadro paralelo que pueda justificar el dolor. Revisar externamente la válvula y su trayecto (baja hasta el abdomen) por si hubiera alguna anomalía visible y radiografía de todo el trayecto (cabeza y abdomen) para descartar rotura o alteraciones. La doctora se saltó eso de tocar válvula y demás, no debía haber visto una en su vida. La residente de la cual estaba al cargo tampoco tenía muchas ganas de ejercer, por lo que directamente recomendaron radiografía.¡Me negué! Mi hijo está muy radiado, radiografías, TAC, resonancias.... tenemos un listado interminable en sus 5 años. Intenté explicarle que a mi hijo no le duele la cabeza porque se le haya roto el catéter.... pero mi explicación cayó en saco roto porque notaba que no me comprendía y además no tenía ningún interés en aprender. Por fortuna optaron por llamar al neurocirujano quien por supuesto descartó esa prueba de inmediato. 
¿Qué pasa con Rayo? Estamos en casa, con medicación en dosis elevadas para que su cabecita vuelva a su ser. No os voy a aburrir con explicaciones médicas, demasiado complejas, aburridas e innecesarias. Términos como presión craneal, obstrución, hipotensión, ventrículos cerebrales bombardean constamente mi cabeza, pero no tengo pensado por ahora atormentaros con ello. La medicación esperamos que consiga aliviar esta crisis y dejar tiempo a su médico para pensar el plan definitivo de acción. La única consecuencia es un estado alterado, imparable. La medicación que toma son conticoides que le aceleran de una manera increíble.
El quirófano es inevitable y ayer cerramos una puerta para abrir otra, la que nos conducirá a una posible solución. Hasta ahora, desde diciembre del pasado año, hemos ido poniendo parches para ver cómo su cerebro iba evolucionando. Pero tal y como dice su médico, el cuerpo es caprichoso y no sigue normas. En estos momentos nos encontramos en un cruce de caminos y ya hemos tomado el que queremos seguir. 
Rayo pasará varias veces por quirófano, cuando de cabecitas se trata los riesgos son grandes y el cuidado a tener ha de ser extremo. Pero aún no.... por ahora confiamos en que la medicación nos de un margen de tiempo, unas semanas, un mes, dos, no lo sabemos. Ese margen no sirve para otra cosa que para que nosotros podamos prepararnos y asumir el paso que debemos dar. 
Hoy tengo sensación de resaca, la cabeza pesada, me cuesta trabajo pensar, incluso moverme. Pero tengo que seguir adelante, con mi día a día, con mi rutina, porque creo que es la mejor manera de no volverme loca.