Después de la lección de natación el adulto toma la palabra. Crecí salvaje, como tú, corría sin zapatos hasta que se ponía el sol. Una vez tropecé con una anciana que me dijo: “a la luz de la luna los chicos negros parecéis azules, así que te llamaré azul”. ¿Es ese tu nombre?, pregunta el chaval. No. El adulto reflexiona, pensando en su propia experiencia, antes de abrir la boca de nuevo. En algún momento tienes que decidir quién eres. Nadie puede tomar esa decisión por ti.
In Moonlight Black Boys Look Blue surge de esa frase de la viejecita. Así se llama la obra de teatro inédita escrita por Tarell Alvin McCraney que Barry Jenkins ha adaptado en forma de largometraje para que pueda llegar al público. Una sentencia que, como todo buen título, encierra el núcleo de lo relatado en esa breve tesis, acompañada por el correspondiente corolario. Aunque en la oscuridad de la noche todos parezcamos iguales cada uno tiene un universo interior que lo hace singular e inimitable, hemos de hallar nuestro propio camino en la vida.
Para el viajero de esta singladura hacia el autodescubrimiento se va a hacer realmente duro llegar tan profundamente como sea necesario para descubrir su yo más íntimo mientras lucha por encontrar su lugar en el mundo en el entorno hostil del Miami suburbial. La sensibilidad del realizador y guionista le ha permitido trasladar de manera elegante pero directa un asunto tan delicado como la desesperación del que se siente diferente e intenta encajar las piezas hasta dar con su identidad personal, hecho que acarrea un constante acoso escolar del que únicamente se puede evadir huyendo por piernas.
La estructura teatral en tres actos se traslada a la pantalla a modo de secciones independientes que representan tres etapas clave en la vida del protagonista. Son mediometrajes denominados a partir de los nombres que recibe y que marcan su personalidad. Little es la desorientada niñez; Chiron, el que aparece en su documento de identidad, una adolescencia problemática; y Black, el adulto que quiere marcar distancias y que imita al tipo que en su infancia representó la figura paterna que nunca tuvo en casa.
En ese primer segmento, maravillosamente interpretado, encontramos una fuerza narrativa y un atractivo cuya altura no va a ser capaz de aguantar el resto del filme. Tras un tramo intermedio que navega entre tópicos, el último capítulo remonta para cerrar de forma brillante y acertada.
El fulgor de ese tercio inicial proviene de unos secundarios que encierran tantas contradicciones como las del pequeño al que acompañan. Su madre, más pendiente de sus asuntos que de las necesidades de su vástago, al que está criando sola aunque con un comportamiento pernicioso e irresponsable, es una fantástica Naomi Harris. El fulano cercano y comprensivo, con una ocupación poco recomendable pero que lo trata como a un hijo por verse reflejado en él, traspasa los límites del encuadre para convertirse en un personaje inolvidable compuesto por el próximo ganador del Óscar, el gran Mahershala Ali.
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Moonlight
Dirección: Barry Jenkins
Guión: Barry Jenkins, basado en la obra de teatro inédita In Moonlight Black Boys Look Blue de Tarell Alvin McCraney
Intérpretes: Alex R. Hibbert, Ashton Sanders, Trevante Rhodes
Música: Nicholas Brittel
Fotografía: James Laxton
Duración: 111 min.
Estados Unidos, 2016