se refiere a nosotros. A los que ya hemos pasado la barrera de los 50 y estamos buscando trabajo.
Es como si dijera: "A partir de aquí, prohibido pasar".
Y no me digáis que no lo parece.
Porque anda que no está difícil la cosa cuando te plantas en cierta edad y te lanzas a buscar trabajo. Que tú vas con toda tu ilusión, con tu experiencia, con tus ganas de aportar… y luego pasa lo que pasa.
Vamos, lo que viene siendo alguien de 22 años que sepa hacer lo de un senior, pero por sueldo de becario.
Que a veces pienso que si pusieran la edad que quieren directamente en las ofertas nos ahorraríamos todos tiempo. Como las señales: "Empleo disponible: solo menores de 40 km/h (perdón, de 40 años)."
Y yo ahí sigo, echando currículums como quien lanza botellas al mar. A veces pienso que las plataformas de empleo las ha diseñado el primo lejano del que inventó los buzones de sugerencias de las tiendas: tú echas cosas dentro, pero a veces parece que se las traga un agujero negro o algo así.
La buena noticia (porque algo bueno hay que sacar) es que de todas las ofertas a las que me he apuntado, al menos en una sigo en proceso de selección. Que no tengo muchas esperanzas, no os voy a engañar, pero ahí estoy… como en las películas: "Mientras hay vida, hay esperanza."
Y si no sale, pues seguiremos. Porque si algo tenemos los que ya hemos superado los 50 (o los 40) es que sabemos caernos, sacudirnos el polvo y volver a empezar. No es que queramos, es que lo hemos hecho muchas veces.
Así que nada, seguiré enviando currículums, esquivando señales de 50 km/h y tratando de no perder el humor por el camino.
Porque como decía un amigo mío: "No eres viejo, es que vas en modo ahorro de energía."
Y eso… también vale.