Pero sobre todo existe la gran pregunta, la que atormenta día y noche a los detractores de esta entrega jurásica, la que les ha relegado a convertirse en eremitas en busca del conocimiento, atormentados por saber la respuesta: ¿Por qué Bryce Dallas Howard corre con los tacones puestos? Bueno, debe ser de las pocas cosas que no son un truco informático, se ve a la legua que tan atractiva señorita se las apaña muy bien para dominar tan desafiante calzado. Entiendo que se le quiera extraer cierta lógica a una película que, en todo caso es ciencia ficción, y claro según el nivel de ciencia y el de ficción se podrá elevar el listón de lo que es plausible y de lo que no. No obstante, no debemos ser tan cartesianos y repelentes hasta el punto de ir buscando concienzudamente lo que no nos parece coherente. En estas ocasiones es más sano y elemental el dejarse llevar. Al fin y al cabo, cuando uno sube a una montaña rusa, nunca se plantea si es recomendable o no correr a tanta velocidad, se deja llevar por la adrenalina y punto. Es como rechazar al pato Donald porque va vestido y habla, cosa que no es posible en la vida real.
Para concluir, no esperen una película extraordinaria, pero si divertida y con unos méritos innegables, como las continuas referencias nostálgicas, en forma de homenaje, a su film iniciador de la saga, por seguir cimentando la carrera de un actor que dará que hablar en el cine de aventuras y ciencia ficción, como es Chris Pratt y, sobre todo, por devolver el reinado al rey indiscutible de los dinosaurios, el Rex.