Búscate la vida

Por Ernesto Villodas
 Eider común (Somateria mollissima)  Nuestro precioso eider de Santoña.
 Eider común (Somateria mollissima) Se despereza después de haber descansado frente al observatorio de la Arenilla.
 Eider común (Somateria mollissima) Y se zambulle en busca de alimento.
 Eider común (Somateria mollissima) No siempre se triunfa.
 Eider común (Somateria mollissima) No desesperemos. Lo volvemos a intentar.
 Eider común (Somateria mollissima) Ahora si, un buen cangrejo.
 Eider común (Somateria mollissima) Lo sacudimos una y otra vez.
 Eider común (Somateria mollissima) Una y otra vez, hasta desmembrarlo por completo y dejar su cuerpo sin patas. 
 Eider común (Somateria mollissima) Mucho más cómodo para tragarlo.
 Eider común (Somateria mollissima) Está guapísimo y bien alimentado.
 Eider común (Somateria mollissima) Prácticamente le hemos visto alcanzar la madurez en nuestro estuario. Dicen que se le ve reclamar a los cuatro vientos, como atrapado por su particular "llamada de la selva". Ojalá le vaya bien, se una con sus congéneres y consiga encontrar pareja y reproducirse... Siempre nos quedará la esperanza de que, en lo más hondo de su pequeño cuerpo de pato, una llamada invisible le indique que volver a Santoña a pasar el invierno es una inmejorable alternativa. ¡Buen pajareo!