Pero esta clase de relación no sucederá por casualidad. Requiere la decisión deliberada de volver a poner en orden nuestras prioridades, para hacer espacio a la búsqueda de Dios. La intimidad con Él no es algo que uno puede adquirir en una inspiradora conferencia de un fin de semana, no se logra leyendo un capítulo o dos de la Biblia, ni orando durante diez minutos cada día. Buscar a Dios con fervor es un compromiso tenaz que dura toda una existencia, día tras día, y año tras año.
Demasiados creyentes están satisfechos con tener una relación poco profunda con el Señor. Buscarán respuestas a la oración en momentos de sufrimiento, pero no están dispuestos a sentarse tranquilamente por un buen tiempo, solo para llegar a conocer a Dios mediante la oración y su Palabra. Sin embargo, la ocupación más importante en la vida de un cristiano, es cimentar una relación con Dios. Renunciar a esta gran bendición, es una tragedia.
Dios no necesita nada de usted, pero Él desea tener su amorosa devoción y su comunión. ¿Es eso lo que usted quiere, también? Buscar al Señor no es algo que usted puede hacer apresuradamente. Le costará tiempo y esfuerzo, pero las recompensas valdrán cualquier sacrificio.
Fuentes: En Contacto