Finaliza el primer acto. Estoy emocionada. “No ha sido más que el comienzo —continúa—. Ahora, consiente que la música te envuelva; déjate besar por las notas; permite que el calor y el amor te abracen; abandónate y siéntete acariciada por cada instrumento… Estás sola y desnuda, a punto de ser poseída”. Cierro los
Seguir leyendo...