En mi anterior nota informaba que Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo había participado en la recién concluida convención del PP que ha supuesto el regreso a bombo y platillos de las barbaridades fascistoides de Aznar.
No se limitó a participar, además el sábado 19 hizo un discurso presentado por González Pons, el eurodiputado que ha demostrado sobradamente estar mucho más preocupado por difamar y aplicar métodos represivos franquistas a Catalunya que por defender a los productores de naranjas de su Valencia natal.
Por supuesto ni Tajani ni ningún personaje importante de la Eurocámara o la U.E. se atreverá a hacer la más leve crítica de la forma totalitaria con que el Estado español está atacando el nacionalismo catalán, como si hacen con los gobiernos de Polonia y Hungría por algo mucho menos grave que lo que está ocurriendo en España.
Para completar el cuadro del parafranquismo europeo en una reunión del Partido Popular Europeo Merkel ha tenido la indecencia de poner a Rajoy como ejemplo de buena gestión de la crisis económica en Europa.
Con esta obscenidad Merkel no solo pasa por encima, sin chistar, del hecho que Rajoy es el principal responsable del problema entre Catalunya y España que una vez creado lo ha empeorado todo lo que ha podido, además olvida que las medidas de política económica que ella nos impuso y Rajoy cumplió casi a rajatabla, fueron tan desastrosas que retrasaron al menos dos años nuestra salida de la crisis, medidas que además dejaron nuestra economía en condiciones muy vulnerables, aunque por supuesto nadie va a mencionar que las medidas impuestas por Merkel merecieron el calificativo de profundamente estúpidas por parte de dos señores que algo saben de economía: Joseph Stiglitz Premio Nobel de Economía 2001 y Paul Krugman Premio Nobel de Economía 2008.
Algunos periodistas británicos han afirmado, en mi opinión con toda la razón del mundo, que Merkel ha tenido éxito mediante la U.E. en lo que Hitler fracasó por las armas: controlar Europa y tratar a sus países como colonias.
Lo que voy a afirmar ahora pone muy nervioso, cuando se lo cuento, a cualquier miembro de ese numeroso grupo de europeístas convencidos aunque no sepan, ni sepan explicar, porque está prohibido disentir de la U.E.. Si algún día puedo votar en un referéndum de país serio y civilizado sobre la independencia de Catalunya, una de las razones por las que probablemente votaría por la independencia es que una Catalunya independiente tendría graves problemas para evitar la salida de la U.E., y de esta forma se matan dos pájaros de un tiro, la independencia y la salida de una Unión que era lo mejor para Europa hasta que tuvimos la desgracia de que Merkel fuese cancillera en Alemania y J.C. Juncker, entre copa y copa, alcanzase el cargo de presidente de la Comisión Europea.