En estas horas tras su muerte, reconforta la mirada sobre algunas de las páginas escritas por José Manuel Caballero Bonald (1926-2021). Me he parado en Entreguerras o De la naturaleza de las cosas, un libro de versículos que publicó Seix Barral a principios de 2012. Si existe La novela de la memoria, que recogió sus dos volúmenes, Tiempo de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001), Entreguerras es otro registro poético de su autobiografía que está más lleno de hallazgos de lenguaje que de información repartidos en catorce capítulos de un poema único, «con sus predecibles injertos de ficción» y la «obstinación retórica» de un gran poeta. Refugio es este recogerse en su palabra como homenaje íntimo y doméstico, tomar uno de sus libros, y leer: «vivo detrás de mí entre aquellos ausentes a quienes quise antaño tan de cerca / y que fueran un día igual que dioses en un mísero reino de rufianes». Recuerdo con agrado su visita a Cáceres para leer poemas en noviembre de 1997 y estar presente en la defensa de la tesis doctoral de María José Flores sobre la obra poética de C.B. y sus variantes el mismo día de la trágica riada de Badajoz. Ayer sentí ganas de dar el pésame a María José, a José Ramón Ripoll, a Julio Neira, a tantos de los que le conocieron de cerca y con los que he compartido admiración por la literatura del escritor que llaman en sus necrologías y homenajes el de las mil vidas. Leo ahora también los versos de otro poeta a quien tengo que presentar mañana en su pueblo y el mío, tomo notas sobre sus libros, y tengo delante la cuarta de cubierta de uno de ellos, Estudio del enigma (Visor Libros, 2015), con unas palabras rematadas con el nombre de José Manuel Caballero Bonald: «Poemas reflexivos, de trascendencia filosófica, que ahondan de una manera personal en lo real. Un libro meditativo, muy bien construido en su tono y adjetivación, que justifica el premio recibido y la calidad de su autor». Sean o no sean del puño y la letra del autor de Descrédito del héroe, me han parecido esas palabras concurrencia amable en estas horas, previas a las que mañana nos tendrán en Zafra en la lectura de poemas de otro José Manuel.