Caballeros del Zodiaco, bodrio destruye infancia

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

Si usted es un asiduo lector de este sitio, han de saber que no me opongo a las adaptaciones, siempre y cuando logre transcender el material original o por lo menos rindan homenaje al trabajo del predecesor. Esto que dice llamarse ‘Caballeros del Zodiaco’ no tiene respeto, ni tan siquiera la capacidad de destilar los elementos básicos que hicieron la versión original un éxito en Latinoamérica. Es un bodrio, un asco detestable de algunas mentes diabólicas de los estudios cinematográficos de Toei que se rehúsan a seguir con la trama ya desarrollada por el autor original.

La saga de las 12 casas cautivó a varias generaciones por años porque tenía elementos únicos e irrepetibles. Por más que el mismo creador Masami Kurumada intentó reproducir la fórmula, nunca tuvo el éxito esperado hasta que regreso al Santuario en la saga de Hades y por instantes nos dejó sorprendidos con la ahora famosa ‘Exclamación de Athena’. Pobres ingenuos de aquellos que pensaron recrear lo mejor de la serie con un diseño visual incompatible, un tiempo de duración extremadamente reducido y un equipo creativo que hizo todo, menos los Caballeros del Zodiaco que conocemos.

Han de pensar que estoy defendiendo un obra trascendente de la animación, pero tampoco es para tanto. La versión animada tenía errores garrafales en sus diálogos cursis, repeticiones de la misma oración por parte del elenco, combates que tardaban un par de capítulos en resolverse porque teníamos que ver a Marin preocupada, Shunrei rezando, un grupo de inútiles viendo a Saori acostada; bueno puras largas, sin olvidar el melodrama extremo o heridas mortales constantes en el pavimento.

Aún con todos sus defectos Saint Seiya fue un rotundo éxito en Latinoamérica porque era algo único. Estábamos atentos porque a lo largo de los capítulos conocíamos a guerreros con personalidades diferentes, además de sus traumas, logros y su misión de vida. Todo ese disque relleno con flashbacks a Siberia, entrenamientos en islas volcánicas y lugares remotos; hacían que los combates tuvieran un propósito y por lo tanto fueran emocionantes. No veíamos entes supremos destruyéndose mutuamente, si no personajes a los que conocíamos íntimamente y por lo tanto estabamos dispuestos a disfrutar cada una de sus victorias.

Fue en la saga de las 12 casas cuando ‘Saint Seiya’ se consagró porque nos ofreció rivales con diseños, personalidades y motivaciones que hasta la fecha no se pueden remplazar. Teníamos una bomba de tiempo con una Saori a punto de morir con una flecha en su pecho (para ser exactos en su bobbie derecha). Nuestros héroes tenían que recorrer templos con diseños griegos para llegar al Gran Patriarca que podía salvar a Saori. Y todo esto lo mencionó no tanto para rellenar esta crítica, si no porque de todo, ahora queda polvo, rastros, miserias. Lo que han hecho es basura.

Puedo respetar las decisiones en el diseño de los personajes, sus armaduras, hasta el quebrantar el origen mitológico de las doce casas; lo que no le puedo perdonar al director Keiichi Satou es el desmadre que hizo con la trama. Entiendo las limitaciones con el tiempo de duración y es por eso que me da coraje que el poco tiempo que tenga lo mal gaste en escenas de relleno o en estupideces con un irreconocible Máscara de Muerte en la casa de Cáncer. Ni tan siquiera se enfoca en algún conflicto que haga valer la pena todo el esfuerzo en los poderes utilizados por los caballeros como nunca los habíamos visto. Sus combates son aburridos, dan asco y te quieres ir del cine.

Todo empieza relativamente bien con la huída de Aioros y bebé Athena, luego la adopción del Sr. Mitsumasa Kido y hasta un bonita escena con Seiya niño. De ahí en adelante la constante son diálogos que nos informan en menos de un minuto, tramas que nos llevaban semanas en comprender. Toda esa mitología del cosmo es reducida a un comercial breve del que jamás hemos de ver o usar en el combate porque ahora el poder de los caballeros es remplazado por unas armaduras toda poderosas que se modifican y hasta brillan con franjas fosforescentes.

Las motivaciones del Gran Patriarca quedan a un lado y su función es la de amenazar desde lejos o de plano aniquilar a un caballero para ahorrarnos tiempo (así de grave es la situación). ¿Y saben para que quieren el tiempo extra? Para tener una pelea tipo Power Rangers en donde hay un monstruo gigante que deben de destruir. De atiro al equipo creativo se les cruzaron los géneros. En vez de sorprendernos con Mecha-Geminis,  uno como público piensa que se equivoco de película.

Si se preguntan por qué es importante la edición en el cine, solo es cuestión de que vean esta porquería. Es a la mitad de la película cuando todo se vuelve caótico porque no existen transiciones que ayuden a aminorar la confusión, de un momento a otro nos encontramos con golpes finales entre los caballeros sin antes existir antecedentes o motivos que hagan que nos importe. Lo único que vemos son giros de cámara incesantes y gritos sin control de los protagonistas.

Es triste que tanto esfuerzo con efectos de animación, algo de lo poco que destacar, se vuelva insoportable con el paso de los minutos. Siempre los mismos ángulos, la necesidad de que la cámara navegue por el espacio hasta marear, o la ambición de los escenarios extensos, a pesar del error en los diseños. Todo lo anterior sale sobrando cuando nada te importa. No hay emoción, suspenso, ¡nada! Todavía a los genios se les ocurre tapar las caras de los protagonistas, cuando eran las expresiones faciales las que nos demostraban sus esfuerzo por despegar el cosmo, ahora nos tenemos que conformar con que brillen sus ojos como vampiros.

Ni el elenco con las voces originales logra salvar esta herejía que jamás debió de ser. Este gesto que en apariencia es de respeto a la audiencia, no ayuda a legitimizar un producto tan radicalmente diferente a lo que conocemos. Esto es un ejemplo claro de ambición y pésimo manejo al que han ido destrozando con un Saint Seiya Omega y ahora con una versión que nunca necesitó de una actualización.

No puedo ser tolerante a esto y mucho menos que por amor a un recuerdo me tenga que esforzar como Homero Simpson cada minuto en mi cabeza repitiendo que todavía sirve. Es categóricamente un bodrio, un asco, es todo lo malo del cine envuelto en 3D y con fabricación japonesa.

¿Por qué permitiste esto Masami Kurumada? ¿Por qué?