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‘Caballo de Troya’ – Viaje en el tiempo a la época de Jesucristo

Publicado el 02 agosto 2013 por Cinefagos

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Siempre hay libros polémicos que llaman la atención del público y que generan dos bandos enfrentados entre los que lo defienden y lo critican. Crepúsculo, 50 sombras, El Código Da Vinci… por regla general suelen tratarse de libros bastante malos que sólo han conocido el éxito por una excesiva promoción demostrando que la gente se deja llevar por modas. En España, además, tenemos desde hace años un fenómeno literario similar que dejaría en bragas al profesor Robert Langdon y su búsqueda de los hijos de María Magdalena, ya que el ufólogo y escritor Juan José Benítez escribió en 1984 un texto que sólo se puede catalogar de peculiar.

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J. J. Benítez es un periodista que durante la década de los setenta se especializó en el fenómeno OVNI y en todo lo relacionado con posibles apariciones de extraterrestres, que le ayudaron a convertirse en una celebridad. Benítez es como el precursor de Íker Jiménez, que investigó y escribió sobre todo tipo de misterios paranormales, a la vez que escribía novelas de argumento más bien dudoso. Entre sus trabajos destacaría ‘Existió otra humanidad’ o ‘Los astronautas de Yavé’, cuyos títulos ya nos indican por dónde van los tiros. El caso es que en uno de ellos escribía, a modo de ficción, una hipotética entrevista con Jesucristo, que seguramente fue el génesis de su obra magna, titulada ‘Caballo de Troya’. El argumento de la novela gira en torno a un misterioso proyecto secreto del gobierno americano con ese nombre, que permitió a un grupo de soldados viajar en el tiempo hasta un punto dos mil años en el pasado, concretamente en la Palestina de la época de Jesús de Nazareth, convirtiéndoles en testigos de la vida y obras del Rabí de Galilea.

Los dos militares, conocidos con los nombres clave de ‘Jasón’ y ‘Eliseo’, fueron voluntarios para el viaje en el que convivieron con personajes bíblicos de la talla de los discípulos, Lázaro o el propio Jesucristo, siguiéndole en algunos de sus momentos más famosos y emblemáticos hasta acompañarle en la cruenta tortura y crucifixión del supuesto hijo de Dios.   

Esta idea, a principio interesante, fue el mayor logro de la carrera del escritor, permitiéndole profundizar en la vida de uno de los personajes más importantes de la cultura occidental. Pero esta premisa pronto se derrumbaría ya que ‘Caballo de Troya’ no está a la altura de cómo se la vende. Y es que, al igual que otros fenómenos, es la promoción lo que le ha dado éxito, ya que se ha publicitado esta saga no como una novela, sino como un documento real, el diario de un marine retirado y enfermo que decide dejarle a J.J. Benítez los recuerdos de la misión más secreta del ejército. Así, la primera novela, a la que se le pone el subtítulo de ‘Jerusalén’, es la primera parte de un diario apasionante y detalladísimo donde se hace un repaso de cómo fueron los últimos días de la vida de Jesús de Nazareth, y de cómo vivían y pensaban las personas de la época, pero todas estas ideas pierden fuerza al realizar Benítez el colmo del egocentrismo otorgándonos un larguísimo prólogo donde él es el absoluto protagonista, y donde te cuenta cómo los agentes del FBI menos eficientes de la historia le persiguieron a lo largo de todo el país descifrando unos rompecabezas bastante penosos que ocultaban el secreto del Mayor. Esta patochada sólo ha servido para que Benítez jure y perjure que Caballo de Troya procede de una fuente real y mienta en sus entrevistas cada vez que se le pregunta sobre el tema, consiguiendo que, hace años, la gente realmente pensara que todo lo que contaba en los libros era cierto y se le atribuya un valor histórico real.

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Por supuesto, todo se basa en una forma de promoción interesante, convirtiéndole en un experto publicista, pero un pésimo escritor. A los descarados plagios de textos ufológicos de dudosa procedencia se suman larguísimos e infumables pies de página que nos detallan todos los pormenores de la misión. Cada adelanto científico, cada conversación o cada piedra en el camino tiene tres páginas completas de aclaraciones de las que el lector debe prescindir si quiere mantener el ritmo de lectura ya de por sí espeso y denso como un prospecto médico, y que sólo sirven para intentar engañar al pobre inculto que cree que lo que está leyendo no es otra cosa más que ficción bien vendida. La gente se siente inclinada a creer porque el propio autor te reta siempre desde el principio a que no lo hagas, te dice, de forma sutil, que si eres poco abierto o estás poco predispuesto a creer, no compres el libro. Incluso, los ejemplares vienen con páginas pegadas para que tengas que romperlas si quieres llegar al final de los sucesivos volúmenes que desde hace treinta años ha ido sacando sin descanso. Tras la crucifixión y resurrección milagrosa de Jesucristo, los viajeros en el tiempo exploran la infancia y el tiempo de silencio del galileo, pero el poco interés que podías tener desaparece cuando queda claro que para Benítez, el Mesías es un extraterrestre que entra en contacto con platillos volantes y astronautas con escafandra que descienden de los cielos a bordo de naves espaciales capaces de provocar un eclipse lunar. Tal vez la primera entrega tuviera su gracia, pero lo cierto es que he sido incapaz de leer los siguientes y el colmo ya es ‘El día del relámpago’, publicado este mismo año y donde Benítez, tras afirmar que la operación Caballo de Troya finalizó afortunadamente en el noveno volumen, resulta que hay mucho más que contar. El problema es que a estas alturas ya a nadie le interesa y el escritor no se toma en serio su trabajo. Un rápido vistazo a su último libro demuestra que ya es incapaz incluso de escribir un párrafo coherente y la narración se sustenta de frases cortas, taquigráficas y obtusas, mientras sigue defendiendo sus plagios y su mitología ufológica anclada en los sesenta, cuando el misterio UMMO se investigaba como real y cuando Benítez se hizo famoso.

Era mi intención analizar la saga entera con la misma profundidad que otros especiales que he hecho en esta página, pero es superior a mis fuerzas y creo que hay otros muchos libros sobre los que quiero escribir que merecen más la pena el tiempo y el esfuerzo. 


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