“Cabañas para pensar” es un recorrido por los espacios en los que filósofos y creadores del siglo XIX y XX, se retiraban para trabajar y alejarse del caos.
Este recorrido llega al espectador a través de las fotografías de Eduardo Outeiro. Éstas están protagonizadas por las mismas cabañas en sus emplazamientos originales, por los planos arquitectónicos correspondientes, maquetas y de otra documentación. De esta manera se refleja la importancia del espacio, de su organización y del pensamiento creado en el acto de creación.
La muestra se podrá ver a partir de este domingo 30 de noviembre hasta el 1 de marzo en Cerezales del Condado, un pueblo leonés que cuenta con una fundación (Fundación Cerezales Antonino y Cinia) llena de cultura y de grandes proyectos. Destacar que esta exposición contará con una ampliación de piezas inéditas y que la misma fundación se plantea la búsqueda de su propia cabaña para pensar. El proyecto está comisariado por Alfredo Olmedo y Alberto Ruiz de Samaniego, con la colaboración de la Fundación Luis Seoane.
La exposición muestra la cabaña como la búsqueda de una intimidad esencial por parte de su inquilino, un retiro que sirve como cambio de orientación en la vida. “Cabañas para pensar” muestra la necesidad por parte de los autores de establecer una relación entre la intimidad más esencial y la creación.
Todas las cabañas constituyen, a su manera, una crítica del estado habitual del individuo. Una crítica a lo constante del día a día, a lo ordinario. Y juntas configuran un método para curarles de ese estado. Pero para curarse con basta con la crítica: uno tiene que desear realmente que al acción ocurra, tiene que desear que su vida cambie.
No sé a vosotros pero a mí me entran unas ganas terribles de irme a una de estas cabañas a pensar. Estoy segura que no nos vendría nada mal hacer esto de vez en cuando. Tal vez no irnos a una cabaña alejada (y bonita) pero sí adentrarnos en nosotros mismos y alejarnos de lo cotidiano que inunda y a veces ahoga nuestras vidas.