No he tenido muchas ocasiones de poder disfrutar de animales 100% en libertad, así que, por desgracia, para mi el “mundo zoo” ha sido la única toma de contacto con algunos animales no originarios de la península.
Ahora, mi visión de este tipo de centro cambió cuando visité este año pasado el Parque Natural de Cabárceno, un espacio dónde conviven animales de los 5 continentes en semi-libertad.
El Parque Natural de Cabárceno está situado a pocos minutos de Santander, esta antigua propiedad minera de aproximadamente 750 hectáreas alberga en la actualidad un centenar de animales de unas 46 especies diferentes. La interacción entre ellos se produce de forma natural, incluso dentro de un mismo espacio conviven varias especies diferentes tal y como ocurriría en la realidad.
Hay gente que se molesta porque cuando visitan Cabárceno hay animales que ni siquiera aparecen, y eso señores, es la magia de este sitio. Nosotros nos sentimos un poco como dentro de la película Parque Jurásico, no solo por las maravillosas vistas que nos regala el parque lleno de vegetación, sino porque al igual que en la película sus instalaciones son tan grandes que podemos ver a los animales o no, todo depende del animal en cuestión (tranquilos no vimos ningún T-Rex hambriento suelto por el parque).
Algunos los vimos realmente cerca como fue el caso de los gorilas, las cebras, las jirafas y los rinocerontes (estos últimos se encuentran en el único tramo del parque dónde no recomiendan bajarse del coche), pero es verdad que encontrar a algunos nos llevó bastante tiempo teniendo incluso que regresar a ese lugar de nuevo una vez visto el parque entero.
La forma de recorrer este entorno es dentro de un vehículo (otra vez sintiéndote como en Parque Jurásico jajaja) gracias a los 20km de carretera que evitan dejar sin acceso a cualquiera de los rincones del parque, desfiladeros, lagos, etc… Recomendamos que si vais en varios coches intentéis pasar con los mínimos posibles, es decir, que si vais 5 personas repartidos en dos coche entréis sólo con uno, de esta forma se contaminará menos el ambiente.
Hay varios parkings a lo largo del recorrido para que podáis estacionar cómodamente el coche y continueis el recorrido andando para ver las instalaciones de los animales o los espectáculos. Para estos últimos recomiendo ir con algo de tiempo ya que todo el mundo hace lo mismo y es aconsejable no tentar a la suerte con el aparcamiento o el lugar en las gradas (aunque los parkings son bastante grandes y es difícil quedarse sin hueco).
Hay dos espectáculos, una demostración de aves rapaces y un divertidísimo show con leones marinos dónde nos enseñaran a diferenciar un león marino de una foca entre otras muchas cosas.
Nuesta instalación favorita fue la de los elefantes, prácticamente puedes imaginarte que los estas viendo en su habitat natural, es simplemente alucinante (para aquellos que no lo hemos visto en la realidad claro).
Las entradas cuestan 25 € adulto y 15 € la entrada infantil, en temporada baja (1 octubre – 31 marzo) las tarifas son 18€ y 12€ respectivamente. También hay tarifa de medio día (por la tarde), en temporada alta esta entrada es válida de 16 h a cierre, y en temporada baja de 14 h a cierre. Podéis ver más tarifas y horarios en su página web.
También se puede pasar comida y aprovechar para comer en alguno de los merenderos del parque, pero recordad que luego hay recoger todo bien, aunque creo que en este aspecto todos estábamos muy bien educados, la limpieza del parque es excepcional.
Nosotros lo visitamos en mayo y la verdad es que el tiempo nos acompañó en todo momento. ¿Recomiendo la visita? Absolutamente, ya que no puedo englobar a Cabárceno dentro del concepto zoo porque tampoco lo veo de esa forma, un 10 para ellos.
¿Cuánto tardamos en recorrerlo? Unas 5 horas si quieres verlo todo tranquilamente sin hacer demasiadas paradas. Podéis combinar la visita al Parque con otra a alguna de las ciudades que hay cerca, nosotros elegimos Santillana del Mar, de la que hablaremos próximamente en el blog.
Mientras podeís echar un vistazo a las entradas de Comillas, Suances o San Vicente de la Barquera.
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