"No debería ser necesario repetir por aquí, por sabido y reiterado hasta la saciedad en numerosos estudios previos, que fue Philippe Fourare, propietario y director de la casa editorial La Fortune, quien en 1038 encargó al escritor Georges Miet la redacción de una novela que tuviera como argumento principal los terribles y dramáticos acontecimientos que algunos años antes sacudieron la turística y elegante población de Biarritz, al sur del país."
Compré este libro apenas salió al mercado y lo empecé a leer ese mismo día. Tenía curiosidad y el Premio Nadal, aunque no me han gustado todos sus ganadores (eso sería imposible en todo caso con los años que lleva otorgándose), me parece un premio de fiar. Sin embargo he tardado un poco más de lo habitual en traerlo hasta aquí, pensando en la forma adecuada de transmitir lo que uno encuentra durante su lectura. Finalmente, hoy traigo a mi estantería virtual, Cabaret Biarritz.
En el primer capítulos se nos explica quién fue Georges Miet. Un redactor de revista, nada literario, con una condición física francamente poco afortunada, que recibe el encargo de escribir una novela que relate unos sucesos trágicos acontecidos en Biarritz en los años 20. Así que pasado algo más de una década comienza a entrevistar a personas sobre el cadáver de una joven aparecido allí.
Sin embargo, decir eso es quedarse corto, porque el libro de Vales es mucho más. Para empezar es un juego en el que recibimos una traducción de un libro escrito en francés sobre el trabajo de Miet, así que nos encontramos con notas de un editor que es un personaje más de una historia que, en algunos momentos incluso dudamos de si es realmente ficción o parte de un hecho real. Y también es una novela costumbrista en muchos aspectos, ya que entrevista a entrevista vamos recibiendo una visión de conjunto de una ciudad que está recuperando el esplendor y una época. Biarritz, las flappers, la guerra que se deja atrás, ríos de champán, alguna sustancia y casi cualquier cosa que uno pueda asociar a la libertad de un momento en que la gente quería disfrutar. A través de estas entrevistas conocemos a Vilko, un periodista al que su jefe mandó investigar esta muerte en el momento en que sucedió, y a Galet, el fotógrafo.
Visto así tendríamos una novela en la que el editor y el traductor dan buena cuenta de sus opiniones sobre el mundo literario, y os aseguro que son opiniones afiladas, mientras tienen entre manos la historia de Miet al que cayó este encargo mucho tiempo después y que es quien busca ahondar en la historia de la muerte de Aitzane Palefroi. A esto yo lo llamaría metaliteratura con medio tirabuzón.
Lo difícil en este caso es salir airoso, y el autor lo consigue hasta el punto de que es muchísimo más fácil seguir su historia, que luego opinar sobre ella intentando explicar el argumento sin que parezca un trabalenguas. Nos deja una novela divertida con un misterio por resolver, aunque no será, ya os lo anticipo, la única muerte que sucediera en aquel momento en Biarritz, y un montón de piezas para que las vayamos encajando. Durante el proceso hace gala de un humor irónico que tiñe toda la historia convirtiéndola en algo divertido, casi de revista de cotilleo. Y eso lo consigue gracias a las distintas voces entrevistadas, cada entrevista una persona diferente, con sus peculiaridades, sus intereses personales y total libertad para relatar lo que realmente le apetezca. De hecho hay un momento en el lector se deja llevar olvidando las muertes, disfrutando de cada uno de los personajes y se anticipa a las rarezas del siguiente.
Me llama mucho la atención cuando se dice que ya está todo escrito, puesto que aún nos quedan muchas fórmulas e historias por descubrir. Aquí Vales lo demuestra con un libro francamente original en sus formas, fácil de leer y muy divertido. Varias tramas, una galería de personajes variopintos, excéntricos o insufribles según el caso y una historia que va de menos a más tejiendo un argumento sólido, es lo que nos ofrece este Cabaret Biarritz.
Es curioso como, durante su lectura, pensaba que el autor había tenido que pasárselo en grande escribiendo una historia así (sobre todo la parte de los dardos literarios, casi me lo imaginaba con cara de "huy lo que he dicho" mientras se sonreía) y en cambio ahora al explicarla, o intentarlo, creo que ha tenido que ser además algo endiablado. Y además conseguir que parezca fácil. Todo un mérito añadido a esta historia que hoy os invito a descubrir. Lo pasaréis bien.
Y a vosotros, ¿os atraen los premios literarios a la hora de decantaros por un libro?
Gracias