“Cabrones”, los autores

Publicado el 23 mayo 2016 por David David J. Skinner @davidjskinner74

Capítulo 5: EL PLAN

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-¿Todo ha ido según el plan? -Skinner susurró esas palabras, teniendo tanto Camporro como Estrada que esforzarse para escucharlas, a pesar de que no había ningún otro interno cerca, ni tampoco nadie del personal.

-La doctora, la maldita doctora... -dijo Estrada, apretando los dientes-. Creo que sospecha algo.

-Ya da lo mismo, es demasiado tarde para que sus sospechas nos estropeen lo nuestro-aclaró Camporro, mientras se rascaba la cabeza con la mano derecha, y otra parte inferior de su anatomía con la izquierda-. Mañana estallará el motín de una forma o de otra, y en ese momento saldremos de aquí.

Los tres se giraron al escuchar unos pasos, y un brillo metálico se dejó ver en la mano de Estrada. Sin embargo, solo se trataba de uno de los pacientes, paseando sin rumbo y con la mirada perdida.

-Solo es Mariño -dijo Skinner, sonriendo-. Debe de estar buscando su katana. Menudos zumbados hay por aquí.

-No como nosotros. -Camporro se irguió con dignidad al decir estas palabras, que los otros reafirmaron con un leve asentimiento-. Bueno, Skinner, ¿conseguiste contactar con Del Río?

-Tuve que sobornar a un residente, diciendo que le añadiría en los agradecimientos de la novela, para lograrlo. Pero a lo que vamos, a Del Río le parece que nuestro plan es estupendo, y que iría muy bien para un festival que se hará en Navacerrada, el Navacon.

-No había oído hablar de él -admitió Estrada.

-Es el primer año que se hace. Una convención de Rol y Fantasía.

-¿Rol? ¿Fantasía? -Camporro parecía un poco desorientado-. Pero Cabrones no es...

- Cabrones será lo que yo diga que sea. -Skinner pronunció la frase mirando fríamente a su compañero-. Así que hay que preparar una nueva edición, y para ya.

-Va a ser un éxito. -Estrada estaba eufórico, aunque resultaba difícil saber si se debía a la noticia o a las sustancias que le estaban administrando con regularidad-. Ya veo los titulares: " Cabrones arrasa en Navacon".

-Claro que sí, así será. Eso sí, tened en cuenta que antes igual tendremos que sortear a algunos enfermeros y a un par de guardias; la huida de aquí no será sencilla.

-Estoy deseando que llegue mañana -dijo al fin Camporro, más animado.

Los tres regresaron a sus habitaciones, sin que nadie pudiera sospechar que al día siguiente las cosas se iban a poner muy feas en el Asilo Arkham.