- No castiguen al niño por no hacer caca sin ayuda.
- No ridiculicen ni comparen con "pequeños".
- No muestren preocupación delante del niño.
- Ilustren sobre el mecanismo de la defecación: los cuentos son una gran herramienta.
- Refuercen la conducta de acercamiento al orinal o WC.
Además, conviene saber que los adultos utilizamos en ocasiones un lenguaje infantilizado cuando hablamos con los niños. Así, acabamos llamando “Guau-guau” a los perros o “caca” a la suciedad y la basura. Es importante llamar a cada cosa por su nombre. Si decimos a un niño “No toques eso, que es caca”, el niño puede llegar a asociar esa suciedad con la defecación y dejar de hacer caca, porque de su cuerpo no debe salir “esa cosa tan fea”. Además, ¡Cuidado con las cisternas!: a la hora de pasar del orinal al W.C., debemos incitar al niño a que explore el sanitario, que tire de la cadena,… Hemos de pensar que para un niño, el movimiento del agua, las salpicaduras o el ruido que emite la cisterna, pueden ser aterradores, si no sabe de dónde viene.
Los cuentos son una herramienta utilísima para trabajar con los niños. Un buen ejemplo para afrontar esta situación es el cuento “Adiós cacas, adiós”, donde unos papás explican a un niño por qué es importante hacer caca.
Clara Rubio Baudet Psicóloga del equipo Edu-In y maestra