Queridos amigos, hoy os presentamos un artículo de nuestro custodio Altafulla acerca de una palabra que adquiere matices y connotaciones muy diferentes en función de en qué lugar y en qué contexto se emplee:
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En Colombia, dicho de un joven, elegante, servicial y caballeroso. También, persona bien educada.
En los ambientes rurales de Puerto Rico, significa español de buena posición económica.
En Perú se usa solo en masculino y se aplica despectivamente a los miembros del cuerpo de Policía y, en general, a los militares.
Medardo Rivas, escritor. periodista y editor colombiano (1825 – 1901), en "Las Fiestas de Piedras”, nos describe la jocosa escena siguiente:
“El señor alcalde, que no es del pueblo, presume de pepito, es afeminado, y sus maneras entre conventuales y de cachaco, y su vestido entre de sacristán y de elegante, lo hacen muy semejante al héroe que describió Samper en su graciosa comedia de «Los primos a la moderna».
Para presentarlo dignamente a la ceremonia… Llevaba casaca, ¡qué casaca! La más exagerada hipérbole no alcanzaría a dar una idea de su corte y de su talle. ¿Talle dije? Mentira, porque las faldas principian en el cuello y terminan en los talones; el tal cuello tenía sus rivalidades con el coto, y aprovechándose de que en ese día lo veía amarrado, se había subido a la nuca; y las mangas, estrechas como la vida de un empleado, no alcanzaban más que a la mitad del brazo, donde en abultados bucles seguía la blanca camisa. El istmo de Panamá mediaba entre el chaleco y los pantalones, que bastante modestos no alcanzaban a cubrir la media y las chinelas amarillas que completaban la toilette.”
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Gracias Altafulla... ¡Hasta la próxima palabra! ;-).