El idiota, según Francis Veber.
François Pignon, un contable chupatintas empleado en el Ministerio de Hacienda, es el personaje central de “La cena de los idiotas”, una magnífica película francesa, inspirada en una obra de teatro escrita por el propio director de la cinta, Francis Veber. El argumento es sencillo: Pierre Brochant se reúne cada miércoles con sus amigos en una cena en la cual se disputan el honor de ser el que lleve al invitado más idiota. En esta ocasión, Brochant no ha encontrado aún a un incauto al que llevar, por lo que se deja aconsejar por un amigo, que le recomienda llevar a François Pignon, un funcionario de Hacienda obsesionado con fabricar esculturas de cerillas. Como aún no lo conoce, Brochant decide invitarlo a su casa, lo que se convierte en una de las peores decisiones que jamás haya tomado. Porque lo que desconoce es que Pignon es un auténtico gafe, un idota redomado, el campeón mundial de los idiotas, un maestro en el arte de provocar catástrofes.
Pues bien, Cive Pérez acaba de descubrir, en su blog “Carnet de paro”, que la docilidad con que CC OO y UGT se han plegado al mandato del poder financiero para precarizar el Estado del Bienestar hace sospechar que su inicial oposición a la iniciativa del Gobierno no era más que una triste comedia. “Amparándose en ciertos melindres sobre la 'gradualidad' en la aplicación de la tijera –arguye– han aceptado el pensionazo que recortará sensiblemente la protección social de los jubilados. Burocracias sindicales y parlamentarios conforman una élite que, entre otros lujos, se permite el papel de determinar las condiciones de vida del resto de la gente. Con su desprecio hacia los más débiles, esa élite ha elegido desempeñar el papel del idiota moral. Una élite, todo hay que decirlo, algo hortera en sus formas, que no tiene el menor empacho en sellar su vergonzoso e inmoral acuerdo con una cena en Moncloa con Rodríguez Zapatero”. Y Toxo y Mendez, “esos otrora fieros sindicalistas de boquilla”, acuerdan, precisamente en una cena, celebrada el miércoles o el jueves o ambos días en la Moncloa, “el conocido ‘pensionazo’ que recortará a medio plazo las condiciones de vida de millones de jubilados, y que demuestra el peor y más abominable estilo”.
Claro que el concepto de idiota moral se refiere, en este caso, al individuo que, pese a tener a su alcance los suficientes datos para rebelarse ante la injusticia, renuncia a su capacidad de análisis racional del mundo que le rodea y esconde su responsabilidad, amparándose en el subterfugio de la obediencia a las instrucciones recibidas de un orden exterior a él. “Idiotas morales –recuerda Cive Pérea– fueron los oficiales alemanes que, escudándose en el cumplimiento de órdenes, ejecutaron con minuciosidad los planes de exterminio diseñados por el Tercer Reich. Nadie entienda tercamente lo que digo: no comparo a Toxo y a Méndez con los nazis. Cada idiota moral elige su escenario, y ellos, junto al Gobierno, han elegido obedecer la órdenes emanadas de los capos de la delincuencia financiera”… De esta manera aceptaron trabajar más, cobrar menos y vivir peor.
“Alegando órdenes recibidas de instancias superiores (los 'mercados') –concluye Cive Pérez–, el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero ha decidido aplicar un recorte brutal y general de derechos. En esencia, el ‘pensionazo’ consiste en no tocar la situación de los trabajadores que se jubilarán de aquí a 2012, para evitar ‘votantes cabreados’ en las próximas elecciones. Pero, a partir de 2013, los sucesivos recortes mermarán sensiblemente las condiciones de vida del grueso de los integrantes de las generaciones que actualmente tienen menos de 50 años cuando alcancen la tercera edad”.
Para Cive Pérez, lo de menos es el umbral de los 67 años para tener derecho a percibir una pensión pública completa. Lo verdaderamente grave son los períodos de cotización exigibles para tener derecho a cobrar una pensión. “Hablar de treinta y muchos años de cotización en un país con casi cinco millones de desempleados, muchos de ellos de larga duración, y con millares de jóvenes que no tienen acreditado ni un sólo día de cotización en su precaria carrera laboral es hablar como un auténtico idiota moral…. Y. cuando las burocracias sindicales pierden la perspectiva, cuando prestan su apoyo al derribo de la protección social, merecen la más absoluta reprobación moral y política. Las bases sindicales y los delegados de empresa a los que se quiere enviar a defender lo indefendible deberían revolverse contra esas cúpulas cuya acción se guía por la idiotez moral…”. “Si los mercados atacan –aconseja Cive Pérez, invitando así a entrar en acción– despleguemos nosotros un contraataque en toda regla contra los mercados, empezando por las sucursales bancarias que aplican la extorsión de proximidad”.