Una nota indispensable: ni Byron ni Maiakovski se sirven para la gloria de su lira poética, los dos utilizan su vida privada, basura. ¿Byron desea la gloria? Compra una jaula de fieras, se instala en la casa de Rafael, tal vez, se va a Grecia… ¿Maiakosvki desea la gloria? Se pone una blusa amarilla y elige como fondo — una valla.
Lo escandaloso de la vida privada de una buena parte de los poetas es sólo la purificación de la otra vida: para que allí haya pureza.
En la vida — suciedad; en el cuaderno — pureza*. En la vida — bullicio; en el cuaderno — silencio. (El océano, incluso durante la tormenta, da la impresión de quietud. El océano, aun cuando está tranquilo, da la impresión de trabajo. El primero es — un observador en acción. El segundo — un trabajador en reposo. En cada forma de fuerza coexisten incesantemente el silencio y el trabajo. La paz que cada forma de fuerza vierte sobre nosotros hace que estemos más tranquilos por ella: Así es el océano. Así es el bosque. Así es el poeta. Cada poeta es un océano pacífico.)
De este modo se desmorona claramente un lugar común: en la poesía todo está permitido. No, precisamente en la poesía — nada. En la vida privada — todo.
*Pureza, léase — negrura. La pureza del cuaderno es precisamente su negrura.
Marina Tsvietáieva
Un poeta respecto a la crítica
Traducción: Reyes García Burdeus
Editorial: Ellago Ediciones
Foto: Marina Tsvietáieva
Previamente en Calle del Orco:
El Surrealismo tuvo una obsesión de pureza, Antonin Artaud
He vuelto una y otra vez a los poetas, Teju Cole
Lo único que exijo es que la poesía esté ahí, Cees Nooteboom
La poesía es inconsumible en lo más profundo, Pier Paolo Pasolini