Revista Cine

"Cadena perpetúa", un peliculón que nos obliga a tener esperanza

Publicado el 08 febrero 2014 por Carmelo @carmelogt

"La esperanza es una buena cosa y las buenas cosas nunca mueren" es la frase culminante de la película "Cadena perpetua", y, a la vez, es la idea que intenta transmitir: no hay que perder la esperanza en ningún caso. Buena lección que debemos aprender cuando las cosas nos van mal o no tan bien como nos gustaría.
Claro es que será díficil que nos vayan tan mal como le van al protagonista, Andy. Acusado de un crimen que no comete, violado en repetidas ocasiones en la prisión de Shawshank, esclavo del Alcaide, y lo más importante, condenado a cadena perpetua. Si esta película fuera una obra menor, todo esto seguramente hubiera ido aún a peor, pero resulta que es una de las mejores películas de la historia (así considerada durante mucho tiempo) y entonces, lógicamente, hay cabida a la esperanza y las cosas se arreglan magníficamente, brillantemente, y todos los espectadores sentimos un alivio enorme y nos vamos a casa pensando que hemos visto una obra maestra.
"Cadena perpetua" es un peliculón, que yo no había visto hasta ahora (ya me vale). Y como supongo que el argumento es más que conocido, preferiré hablar de las cosas que me ha sugerido.
Creo que ante todo es una historia de una gran amistad entre dos hombres privados de libertad, con una condena de por vida, es de hecho una de las mejores películas sobre la amistad. Andy y Red, Red y Andy, dos caracteres diferentes con una buena dosis de inteligencia en sus cerebros. Uno, Red, es todo un veterano en la cárcel. El otro, Andy, también se hará un veterano y demostrará con su inteligencia, y su resistencia, su veteranía.
Centrada la historia en 1949, evoluciona en el tiempo de una forma uniforme. A medida que pasen los años, observaremos entusiasmados la trayectoria de los dos amigos en el penal. Andy se hará bibliotecario y merecedor de la confianza del maldito alcaide. Esa confianza se convertirá en dependencia del segundo hacia el primero, pero a la vez en dominio, en abuso de poder. El alcaide tiene a Andy en sus manos. Lo que descubriremos los que vemos la película es que Andy lo tiene todavía más cogido a él, afortunadamente.
Si cuando llega el momento decisivo de la historia, ya estamos totalmente convencidos de que es una gran película, cuando descubramos lo que hay detrás del poster de Rita Haywoord ya nos quedamos alucinados y pensamos ¡dios por fin se ha hecho justicia!. Nunca un suicidio de un director de una prisión lo he disfrutado tanto viendo la pantalla.
¡Qué pena (o no, depende de los gustos), que en 1994, año de "Cadena perpetua", también se hicieran Forres Gump y Pulp Fiction! Ambas evitaron que este film se llevase 7 oscars que seguramente estaban bien merecidos, por lo menos el de los dos actores principales: Tim Robbins (Andy) y Red (Morgan Freeman).
En cualquier caso, es la demostración de que no siempre ganan las mejores películas en los Oscars y la prueba de que el público termina reconociendo cuando hay un relato que emociona, que merece la pena y que va a trascender para convertirse en un precioso recuerdo en nuestra memoria.

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