Se aprovechaban de la crisis con mensajes de texto en los que se podía leer cosas como “¿preparado para la segunda entrevista?”. Sus víctimas, gente desesperada por buscar trabajo, personas en busca del amor o gente sin muchos conocimientos que caíán en la trampa de responder esos mensajes con tanta mala suerte que la broma, por cada mensaje que volvían a recibir en su teléfono, les podía salir por un ojo de la cara.
El anzuelo en el que han caído hasta un millón de personas trabajaba en Alicante y muchos de los afectados podían pagar hasta 2000 euros de factura por esta broma macabra que llevaba desde hacía diez años llevándose a cabo. “Algún chaval, creyendo que estaba ligado, ha llegado a gastar hasta 2.000 euros en mensajes”, ha explicado el comandante Óscar de la Cruz en la rueda de prensa de la operación.
Los acusados, dos hermanos que contaban con abogados y testaferros para blanquear lo estafado en una trama de hasta 20 empresas, se enfrentan ahora a varios cargos de estafa continuada, de delito contra los derechos laborales, blanqueo de dinero y pertenencia a banda criminal. A los afectados, por su parte, ya nadie les devolverá su dinero, pero al menos duermen más tranquilos sabiendo que no volverá a suceder.