La música, como la vida, no se detiene nunca, y tras un verano complicado además de triste donde apenas tuve tiempo para mis habituales conciertos de estío, nada mejor para retomar el pulso que con este "café concierto" entre piedras monacales que surtieron efecto balsámico por ambiente, calidad y cercanía.
K. Weill (1900-1950): Youkali; Die Moritat von Mackie Messer; Complainte de la Seine.
A. Schönberg (1874-1951): Der genügsame Liebhaber; Jedem das Seine; Arie aus dem Spiegel von Arcadien.
C. Debussy (1862-1918): La plus que lente (Vals para piano).
H. Villa-Lobos (1887-1959): Modinha; Na paz do outono; Lundú da Marquesa de Santos.
E. Satie (1866-1925): Tendrement; Je te veux; La diva de l’Empire.
F. Poulenc (1899-1963): Voyage a Paris; Les chemins de l’amour; Fêtes Galantes.