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Ya son varias las veces que escucho comentarios similares, “en el cole de mi hijo/a casi no hay extranjeros”. ¿Extranjeros? ¿Te refieres a niños ESPAÑOLES, cuyos padres vinieron a nuestro país cuando todavía había trabajo para todos?
Este tipo de reflexiones siempre me traen a la memoria las escenas de una película de Kenneth Brannagth (o como se escriba el dichoso apellido). Creo recordar que se llama la decisión final. Recrea una reunión que tuvo o pudo tener lugar, entre varios dirigentes nazis para ver qué hacían con el “problema judío”. No tengo claro si llegó a ocurrir, pero el tipo de cuestiones que se plantean en la película, a buen seguro que se plantearon con el tema de los judíos.
Los nazis llevaban años deportando judíos a campos de concentración y guetos en las ciudades, y estaban empezando a tener bastantes problemas de todo tipo. Sanitarios, hacinamiento, comida, etc… Hacía falta una solución final al problema.
Por supuesto, la solución pasaba, como todos sabemos por el exterminio y esto planteaba ciertas dificultades técnicas. Por ejemplo, usar balas para matarlos a todos, supondría que habría menos balas para usar en el frente. Así, pasando de una “solución técnica” a otra, supongo que llegaron a la ingeniosa idea de las cámaras de gas y los hornos.
Siento la crudeza de la exposición, pero la película lo retrata así, y seguramente así tuvo que ocurrir.
Pero hubo algo que me llamó mucho la atención en las discusiones que tuvieron lugar en esa decisión final. ¿Cuándo consideramos a alguien judío? No es una cuestión nada sencilla. Si un alemán de pura cepa, se casa con una judía y tienen un hijo, ¿su hijo es judío? ¿hay que exterminarlo? Si mis abuelos o mis padres eran judíos pero yo soy alemán y no soy judío practicante, ¿soy judío? Y si soy menor de edad, ¿matamos a sus padres por judíos pero al hijo no? Y así hasta el más puro absurdo y horror que vino después.
Por cierto, un inciso, no es una cuestión menor que estemos mezclando razas y religión, cuando la realidad biológica es que todos somos genéticamente “idénticos” como especie. Porque se puede ser alemán de varias generaciones, desde la edad media o antes, y ser judío. O lo contrario, no ser judía, y que tus padres hayan sido inmigrantes de otro país. En el primer caso irías a las cámaras de gas y en el segundo no.
Se que puede parecer exagerado, pero no puedo dejar de pensar, que este tipo de cuestiones se plantean siempre que hay fenómenos de inmigración o emigración, ¿cuándo los hijos de los inmigrantes que han venido a España van a ser considerados españoles de pura cepa? ¿Cuando se les quite el acento? ¿Cuando se les aclare la piel? Bueno, esto no porque a ver qué hacemos con los morenos del sur de España. Quizá podamos encontrar un pantone hispano adecuado. Ni muy blanco, para no parecer albino, ni muy oscuro.
Mi hija va a un colegio con “muchos extranjeros”. Estoy orgulloso de ello, creo que esto la va a enriquecer mucho como persona. En su clase hay niños de muchas culturas, está Yian Miau ESPAÑOLA, cuyos padres vinieron de China a trabajar a España. Está Omar un niño ESPAÑOL (Ómar como pronuncia su madre) que vinieron del África musulmana a trabajar a España. Está Dominique, un niño ESPAÑOL muy muy moreno, que viene todos los días con su abuelo, y siempre me cuenta historias sobre triceratops. Está Melisa, una niña ESPAÑOLA, de madre sudamericana y padre español. Está HUGO, un niño ESPAÑOL (enorme) cuyas padres vinieron a España a buscarse la vida.
Todos ellos han nacido en España y son tan españoles como mi hija por derecho propio. No son menos porque sus abuelos o tatarabuelos lleven campando por aquí más tiempo que los suyos. Al fin y al cabo yo no conocí a mi bisabuelo, pero sí que conozco a los padres de todos ellos y son excelentes personas, que quieren a sus hijos, que trabajan como el que más, y que quieren a mi hija Aitana.
Siempre he oído presumir de que España no es un país racista. No lo tengo tan claro. Son este tipo de comentarios y actitudes acerca de colegios más o menos “españoles”, los que nos sacan los colores. La cuestión, como en el caso de la solución final es, ¿cuándo alguien nacido en España es español por derecho propio? ¿Cuántas generaciones tienen que pasar? Me temo que la única respuesta válida es que nunca hay que hacerse estas absurdas preguntas.
photo by: .v1ctor.