Cajón Deportivo…por César del Campo de Acuña
Aficionados al deporte, sean bienvenidos una vez más a Cajón Deportivo, la sección dedicada a recordar a todos aquellos ídolos del deporte que han caído, más o menos, en el olvido. Hoy les voy a hablar del primer australiano en jugar en la NBA.
¿Por qué le recordamos?: Los aficionados al baloncesto le recordamos por dos motivos. El primero, ya mencionado, es que fue el primer australiano en jugar en la NBA. El segundo es por ser el pívot titular de los Chicago Bulls durante el segundo three-peat de la franquicia liderada por Michael Jordan.
¿Qué fue de él?: Se retiró del baloncesto profesional como jugador tras la campaña 2000-01 debido a una lesión degenerativa en su tobillo derecho. Desde entonces, el gigantón australiano retorno a su país natal donde se volvió a casar (con la célebre Anna Gare) y donde se reencontró con el baloncesto. En primera instancia lo hizo entrenando a niños y como propietario (con una participación mínima) en los Perth Wildcats, para posteriormente convertirse en uno de los técnicos asistentes del equipo Nacional de Baloncesto Australiano (Australian Boomers) como pudimos ver en las Olimpiadas de Rio 2016.
¿Sabías que…?: Fue descubierto prácticamente por casualidad. Longley era uno de los dos jugadores más prominentes del Belmont Redbacks District Basketball Club junto a su amigo Andrew Vlahov a finales de la década de los 80. Los dos formaban parte de la selección sub-19 pero el que llamaba la atención de los ojeadores estadounidenses de la NCAA era Vlahov (de hecho, en 1986, Longley firmo con los Perth Wildcats con los que jugo dos partidos). A pesar de que la mayor parte de los ojeadores acudían a ver a Vlahov (el cual termino jugando durante cuatro años en la Universidad de Stanford) el entrenador de los New Mexico Lobo´s de la Universidad de Nuevo Mexico, Gary Colson, se fijó en Longley y le ficho.
Su periplo universitario en Estados Unidos duro cuatro temporadas en las que jugo un total de 132 partidos. Su primer año, como le ocurre a la mayor parte de los novatos, apenas entro en la rotación del equipo y sus números fueron bastante discretos a pesar de ser el año en el que en más partido participo. A partir de su segundo año en las filas de los Lobos la cosa mejoro y logro registros bastante altos para ser un jugador de segundo año (más de 13 puntos por partido a los que había que sumar 2.7 tapones y 6.8 rebotes). Sus dos últimos años en la NCAA (especialmente el ultimo) fueron los que le abrieron las puertas de la NBA. En sus dos últimas temporadas en los Lobos (1990 y 1991) Longley llego a ser seleccionado en dos ocasiones para el quinteto ideal de la Western Athletic Conference gracias a sus buenos números tanto en ataque (18.4 y 19.1 puntos por partido respectivamente) como en defensa (9.7 y 9.2 rebotes más 3.4 y 3.2 tapones por encuentro respectivamente).
Con aquellas credenciales fue seleccionado en el número 7 de la primera ronda del Draft de 1991 por los Minnesota Timberwolves. Ese mismo año, junto a él llegaron a la NBA jugadores como Larry Johnson, Dikembe Mutombo, Brian Williams y Kenny Anderson entre muchos otros. No debuto con los Timberwolves hasta el 30 de noviembre de 1991 (debido a diferencias entre las dos partes al respecto del contrato) y la transición de la NCAA a la NBA no pudo ser peor como el propio jugador declararía años más tarde. Según Longley de repente se encontraba noche tras noche jugando contra hombres de su mismo tamaño que no jugaban por diversión, sino por sus familias, por sus carreras y por su reputación. Ya no solo bastaba con su impresionante físico para dominar (como había hecho en los Lobos). Sus dos primeras temporadas en los Timberwolves (una franquicia que llevaba desde 1989 en la NBA) fueron desastrosas y no fue hasta que recibió una carta de su hermano animándole a adoptar una actitud más profesional (hasta ese momento según el propio Longley el solo jugaba por diversión) y hasta la llegada de Kevin McHale (el legendario alero/ala-pívot de los Boston Celtics) a los Timberwolves que el joven australiano empezó a darle la vuelta a su carrera en la NBA. Aquel verano, en lugar de marcharse a Australia a hacer surf (una de sus grandes pasiones) se quedó en Minnesota entrenando en la sala de pesas. Se puso en forma y cuando llego la temporada 93/94 sus números empezaron a subir. Desafortunadamente (o afortunadamente, según se miren) los Timberwolves lo traspasaron a los Bulls de Chicago junto a una segunda ronda del Draft de 1995 (que se convertiría en el jugador Dragan Tarlac) por Stacey King.
Llego a los Bulls de Phil Jackson y Scottie Pippen. No a los de Jordan. El famoso I´m Back no se produciría hasta una temporada y media después de su llegada al equipo de Illinois. En aquellos Bulls en tierra de nadie entre los dos three-peat, Longley volvió a disfrutar del baloncesto. Es cierto que no era el pívot titular (de hecho en su primera temporada completa en los Bulls no fue titular en ningún partido) pero estaba en una franquicia ganadora con una ética de trabajo intachable gracias a Phil Jackson. Cuando Jordan regreso a los Bulls, esa competitividad e intensidad (que se ha ido descubriendo con los años) que exigía a sus compañeros de equipo hizo que Longley y “Air” no se llevaran especialmente bien. Jordan no supo valorar el trabajo que Longley hacia hasta que este último se lesiono y no pudo contar con él en la pintura. Una vez las diferencias entre ambos se solucionaron Longley se convirtió en una pieza clave de aquellos Bulls campeones de finales de la década de los 90 y por si fuera poco, Longley se convirtió en una especie de mediador entre los diferentes grupos que se formaron en el seno de la plantilla cuando Jordan regreso.
Entre las campañas del three-peat, Longley logró aportar al equipo (saliendo en todas ellas siempre como pívot titular) 9.8 puntos y 5.5 rebotes. Por otro lado fue utilizado por Jackson como un aspirador de personales y un secante rocoso para los pívots rivales. Desafortunadamente para Longley, a pesar de ser una pieza fundamental en el esquema de aquellos Bulls campeones, su mayor batalla no la encontraba en la pintura, sino con su propia salud. En aquellos tres gloriosos años en los que los Bulls ganaron prácticamente todo, Longley no llego a disputar nunca los 82 partidos de temporada regular (siendo su máximo 62 partidos).
Quizás, sus detractores (esos que le meten en listas como las de los 25 peores pívots de la historia) lo que más critican de Longley era su falta de intensidad y puede que tengan razón. Como muchas de las personas que coincidieron con él en su gran momento de esplendor en los Bulls (Phil Jackson, árbitros, compañeros de equipo…) señalaron, Longley no salía a la cancha a hacer daño a sus rivales, salía a hacer su trabajo. Como Jackson dijo: “No solo era el tío grande, era el tipo con el corazón más grande del equipo. Un conciliador”. Pero como el propio Longley dijo en su día: “No me entiendan mal, me encanta ser el centro de atención. Tenemos las llaves de la ciudad y eso me permite conocer gente interesante, pero no estoy aquí para hacer promoción de mí mismo todo el tiempo. Soy un jugador de equipo”.
Cuando Jordan se volvió a retirar los hermanos Krause desmantelaron el equipo. Pippen se fue a Houston, Rodman firmo como agente libre con Los Angeles Lakers y Longley fue enviado a Phoenix. Tras cinco años en Chicago, Longley fue enviado a los Phoenix Suns el 23 de enero de 1999 a cambio de Mark Bryant, Martin Muursepp, Bubba Wells y una primera ronda del Draft de 1999 (que terminaría convirtiéndose en el díscolo Ron Artest/Metta World Peace). En Phoenix no le fue mal. Longley alcanzo buenos números (lejos de su mejor temporada en Chicago y como profesional que le llevaron a 11,4 puntos y 5,9 rebotes por partido) llegando a jugar 72 partidos en la que sería su penúltima temporada como profesional. Tras dos años en Phoenix se convierte en una de las piezas del segundo intercambio de jugadores entre cuatro equipos de la historia. Termina en Nueva York, donde solo juega 25 partidos. Debido al dolor que le producía su lesión degenerativa en el tobillo derecho decide retirarse tras la temporada 2000-01. 12 temporadas en la NBA. Primer australiano en jugar en la mejor liga de baloncesto del mundo. Tres anillos de campeón con los Chicago Bulls.
Tras haber repasado su carrera universitaria y profesional creo que merece la pena hablar sobre su carrera internacional. Longley participo en tres olimpiadas como jugador de los Boomers de Australia. Empezó su carrera internacional en las Olimpiadas de Seúl 1988, paso por Barcelona 1992 y participo en Sídney 2000. Añadan a su currículo internacional (pívot titular de Australia duran 12 años) su participación en el Mundial de Baloncesto de 1990. Desafortunadamente se perdió debido a diferentes lesiones las Olimpiadas de 1996 y los Mundiales de 1994 y 1998. Sus mejores registros con los Boomers fueron llegar dos veces a las semifinales del torneo (1988 y 2000) la mejor posición histórica que ha logrado el combinado nacional australiano (misma posición a la que llego a ayudar al equipo nacional de Australia en las Olimpiadas de 2016 pero esta vez como técnico asistente).
En la temporada 1996-97 se perdió dos meses de competición debido a una lesión que se produjo mientas surfeaba con su compañero de equipo Jud Buechler en Hermosa Beach, California. Antes de que se conociera la verdad Longley conto bromeando a Los Angeles Times que se había lesionado luchando con un tiburón más grande y más guapo que él. En 2000, jugando aun para los Phoenix Suns fue inscrito en la lista de lesionados del equipo tras ser picado por dos escorpiones en su casa mientras ordenaba su colección de CDs. Al parecer uno le pico en el pie y otro en el trasero.
Desde 2006 es miembro del Salón de la fama del baloncesto australiano y desde 2009 es miembro del Salón de la fama de los deportes de Australia.
En 2005, gano en Ebay una subasta que le permitía bautizar a una nueva especie de gamba descubierta en las costas australianas ese mismo año. Longley le puso el nombre Lebbeus clarehanna como regalo de cumpleaños para su hija Clare Hanna Longley.
En España, gracias a Andrés Montes siempre le recordaremos por el apodo Cocodrilo Dundee.
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