Nada de tía Mildreds ni lata de galletas danesas. Ya puestos a sacar la vajilla buena (sí, ésa que no es del Ikea) y si me apuráis, servilletas de tela y no de papel, que es el colmo de lo finolis, podemos esmerarnos un poco en la cocina y sacar un bizcocho digno de salón de té de hotel londinense.
Si vamos a echar la casa por la ventana, lo acompañaremos con los famosos scones o unas tostadas con mermelada y unos sándwiches de pepino de quitar el hipo. La receta del cake de té y frutas, cómo no, es de la ilustre Maritxu, alias la emérita marquesa de Parabere.
Tengo que avisar de que cuantas más frutas metáis en la masa, más bueno queda. Hace falta un salto de fe para pensar que la informe masa que tenemos entre manos mientras los hacemos va a resultar bien, pero es cierto.
Cake de té y frutas
Dificultad, así de primeras:rien de rienProbables complicaciones:pensar que te está saliendo algo informe con aspecto de vomitona, pero no. Sabor: británicamente rico Receta de inspiración:"plum cake superior", de María Mestayer, Confitería y Repostería. Lo de echarle té molido lo saqué del bizcocho de té de David de Jorge INGREDIENTES para un molde rectangular de 30 cm de largo
10 g de té molido 300 g de harina de repostería 250 g de mantequilla blanda 200 g de azúcar 200 g de pasas sin pepitas 150 g de frutas secas o confitadas troceadas 4 huevos 100 ml de leche 10 g de Royal mantequilla y harina para el molde, leche extra para remojar
El té puede ser cualquiera que os guste o tengáis en casa, a poder ser que no lleve 2 años muerto de risa en una balda de la cocina porque no sabrá a nada.
Las frutas: si no encontráis podéis echarle más pasas, pero podéis hacer un mix con esas chuchurrías que os sobraron de hacer compotas o roscones en Navidad: ciruelas, orejones, naranja confitada, guindas, arándanos ...
PREPARACIÓN: Remojad las pasas y frutas secas en un cuenco con leche tibia, para que se inflen y se sostengan repartidas por el cake, en vez de amontonarse en el fondo. Esto es mejor hacerlo 8 o 12 horas antes, el día anterior antes de iros a la cama. Engrasad el molde con mantequilla y enharinadlo por encima, para que se no se pegue el pastel. Importante sacudir el molde después de echarle harina, no me seáis vagos que si no quedarán costrones blancos por debajo. Moled el té con un molinillo de especias o café, y a malas, con un mortero. Mezcladlo con el azúcar, los huevos batidos y la leche, batiendo hasta que la mezcla esté espumosa.
Agregad el líquido (huevos + leche + azúcar + té) a la masa pegotosa anterior y empezad mezclando con un cucharón, para después batirlo todo junto. Al juntarlo con el té molido, la masa tendrá un color oscuro y también tropezones, resultando en un aspecto de vómito de niño, pero tened fe, tiene que ser así. Dejad reposar bien tapado una hora o más fuera de la nevera. Cuando llegue el momento de la verdad, precalentad el horno a 180 grados, verted la mezcla en el molde y metedlo a cocer unos 35 - 40 minutos, hasta que se dore por arriba y palillo o brocheta en mano, pinchada en el centro salga limpia (pero no seca, que si no quedará como la mojama). Cuando esté hecho, sacadlo del horno y dejad enfriar dentro del molde unos 10 minutos. Luego ya se puede voltear para sacarlo del molde y espolvorearlo con azúcar glas para que quede más bonito, si gustáis. Desayunar, comer, merendar y cenar hasta que se acabe.
Sándwich de pepino
El sándwich de pepino es algo tan melifluamente victoriano que uno ya se siente un lord al probarlo. Aunque a nuestra memoria gustativa nos suene mal esa combinación de hortaliza y pan, la verdad es que está buenísimo. Hace falta otro pequeño salto de fe y no ser intolerante o sensible al pepino, porque no es cuestión de hacerse el fino y que luego nos ande repitiendo el dichoso sándwich toda la tarde.
la imagen no es mía porque soy tan mentecata que se me olvidó sacar fotos cuando los hice
Al ser una fórmula tan aristocrática, propia de picnics en el parque y meriendas después del partido de criquet, no os penséis que es tan sólo pepino en rodajas entre pan y pan. El proceso que yo sigo está respaldado por Mrs. Beeton y su manual de la perfecta señora victoriana, así que es de confianza.
Para que quede bien, hay que pelar el pepino, cortarlo en láminas y echarle sal, dejándolo escurrir en un colador sobre un plato, para que suelte líquido y amargor. Una media hora después se secan las rodajas de pepino y se aliñan con un poco de zumo de limón y pimienta.
El pan, blanco y sin corteza, se unta con mantequilla salada y se coloca el pepino sobre él, tapando con otra rebanada enmantequillada. Chimpún, se parte en triángulos o cuadrados pequeños y se come al momento, para que el pan no llegue a humedecerse.