Después de los enormes, y es que enorme se queda pequeño, de los abusos que he llevado a cabo estos últimos meses de verano, me veo en la imperiosa necesidad de bajar unos kilitos sino no me entran los vaqueros y tampoco quiero que mi maridito se distraiga observando mis michelines. Y es que la visita de mi hermana recientemente me ha abierto los ojos. Mi manera de alimentarme se había ido de madre. Así que a comenzar con buen pie, nada de chuches ni meriendas descontroladas con mis hijos. Y ahora siempre acompañando mis comidas con una buena ensalada, que siempre viene bien aquí donde vivo, cerca del mar y aún con clima caluroso como es en Canarias. Esto es lo que hice:
Ingredientes:
- Dos calabacines.
- Queso fresco bajo en sal.
- Media cebolla.
- Tomillo.
- Una pizca de sal.
- Una cucharada de aceite de oliva.
Es una receta muy, muy sencilla y mi intención era hacerlo sano y que guste, tanto a mi como a toda la familia. Corté en ruedas de unos dos centímetros los calabacines y los situé en una bandeja de horno con papel vegetal. Antes esparcí aceite de oliva para que no se peguen. por encima coloqué rodajas de queso fresco, cebolla en juliana, sal y tomillo que cogí de mi jardín. Por último añadí un chorro de aceite de oliva por encima y lo hornee a fuego moderado hasta sentir una textura suave en los calabacines. Sí gratiné unos minutos antes de retirarlo del horno para que dorara el queso.