P R E F A C I O
Dicen que le preguntaron una vez a Gabriel García Márquez, ese genial escritor colombiano que fue capaz de imaginar un mundo tan temprano que las cosas todavía no tenían nombre, "Maestro, usted ¿por qué escribe?". Su respuesta fue simple, pero certera: "Para que me quieran".
Llevo ya unos cuantos años asistiendo con entusiasmo a las Calçotades que se organizan en Alcalá de Henares, como desarrollo gastronómico del hermanamiento Complutum-Tarraco. Isidre Papiol, el alma mater de esta (y muchas otras) iniciativas, sabiendo que yo tenía un blog personal en el que solía publicar lo que me apetecía, me nombró reportero de guardia. Desde entonces vengo publicando una crónica ilustrada tras cada Calçotada que se celebra. Incluso la publiqué un año en el que, por diversos motivos, me resultó imposible asistir.
Sé que muchos de los asistentes habituales leen mi crónica y, por lo que me cuentan algunos, hasta la esperan tras cada celebración. Lo sé, pero no me consta.
Un lector anónimo sólo deja tras de sí una cifra estadística. Para darle un poco de alma a esa realidad tecnológica, al final de cada publicación en mi blog hay un apartado de Comentarios, que os invito a utilizar. No hace falta explayarse si no se desea. Y se recibe con la misma ilusión (quizá no con los mismos efectos), un "Gracias" que un "No tienes ni p... idea".
Porque si algo odia realmente el Artista (permitidme esta licencia) es resultar indiferente.
Es por ello que te invito, lector anónimo, a que publiques un comentario en la sección pensada para ello. Vence tu pudor o tu miedo conspiranoico al Gran Hermano, y publica un comentario, por breve y sintético que pueda ser. O añade algún detalle que a mí se me pueda haber pasado por alto, que ello no me hiere, sino que me complementa.
Resulta imprescindible no ya para saber si estas Crónicas son necesarias, sino tan sólo para verificar si son bienvenidas.
* * *
Este año, la Calçotada, que tradicionalmente se celebra en esa frontera indecisa entre el invierno y la primavera, se planificó para el sábado 17 de Marzo, en el MOMO Sports Club de La Dehesa, en Alcalá de Henares.
El asado de los calçots, protegido por un cobertizo para evitar la lluvia.
Los alrededores estaban prácticamente inundados, por las abundantes
lluvias de los últimos días.
Se adivina mi orondo perfil entre el humo de los calçots.
Sólo hace un par de meses, los noticieros no cesaban de publicar noticias relacionadas con la pertinaz sequía que nos asediaba. Antiguos puentes romanos o viejas ermitas volvían a la superficie, debido al terrible descenso en el nivel de las aguas de nuestros pantanos. Pero eso cambió, casi de repente, y dio paso a uno de los inviernos más lluviosos de los que tenemos recuerdo. Las previsiones meteorológicas para el sábado 17 eran de todo menos alentadoras. La probabilidad de que lloviera ese día se movía en una estrecha horquilla entre el 80 y el 95%. Afortunadamente, el Plan B existía y tuvo que convertirse en el Plan A. La Calçotada se preparó para que los comensales pudiéramos estar en el interior, al abrigo de las inclemencias meteorológicas. Y las brasas para asar los calçots se dispusieron bajo un cobertizo que las protegía de la más que probable lluvia. La profesionalidad del personal del MOMO se demostró una vez más. El sábado amaneció, como no podía ser de otra manera, lluvioso. Estuvo lloviendo con cierta desgana hasta el mediodía. Luego paró y, ya por la tarde, tuvimos incluso el espectáculo inusual en las últimas semanas de un poquito de cielo azul y unos cálidos (bueno, benéficos) rayos de Sol.El babero fue mano de santo para evitar llevarse lamparones a casa.
A los asistentes se les pidió que se inscribieran previamente, mediante la correspondiente transferencia del importe del Menú directamente al MOMO. Y también se intentó, con éxito, organizar las mesas por grupos de afinidad, para que los amigos y familiares pudieran comer juntos. La cita estaba definida para la una y media de la tarde, para empezar la degustación de calçots. La mayoría fuimos llegando a partir de la una, para recoger la tarjeta que nos daba derecho a los diferentes platos del menú, así como al sorteo final de obsequios. Para empezar, hubo barra libre de aperitivos (vermú, cerveza,...). Y, durante toda la comida, autoservicio de agua, cerveza y vino. En todas las mesas había ya porrones con vino tinto Capvespre (D.O. Catalunya) de los Cellers Domenys, para el servicio de los comensales. Aprovechando que tuve ocasión de visitar la región de Burdeos sólo un par de semanas antes, me permití la frivolité de aportar un BiB (Bag in Box) de vino tinto Le Petit Julia (AOC Haut Médoc). Me pareció relevante porque es la primera vez (a mi conocimiento) que un Château prestigioso de la denominación de origen Pauillac comercializa, por los mismos canales que el resto de sus vinos embotellados y bajo su nombre, un vino en este formato. Pudimos disfrutar de él los comensales de nuestra mesa y quien quiso probarlo. Château Julia comercializa vino tinto AOC Pauillac a 24-25€ (la botella de 75cl), y AOC Haut-Médoc a 12€. Le Petit Julia (28€ el BiB de 5 litros) resulta a 5,60€/l. y es un vino tinto 2015 que resulta suave y afrutado, muy agradable de beber.Las manos se quedan negras tras trasegar un ratito con los calçots.
Isidre Papiol - alma mater - y Cristina del Río, fantástica organizadora.
Los baberos también procedían de Valls, como los propios calçots.
Algunas botellas del fabuloso aceite de oliva Vergerars fueron sorteadas
entre los asistentes al final del evento.