Calçotada de Marzo

Por Jmbigas @jmbigas
El pasado sábado, 3 de Marzo, se celebró la típica calçotada en Alcalá de Henares.  Todos los años la organiza la Asociación de Amigos de las Comarcas de Tarragona, con la inestimable animación de Isidre Papiol, un ilustre jubilado que comparte su tiempo entre Alcalá de Henares y su casa junto al mar de Torredembarra (provincia de Tarragona).

Junto a las parrillas donde se asaron los calçots.
(JMBigas, Marzo 2012)

La comida tuvo lugar en el Asador de Ángela, situado en la carretera de Daganzo, municipio de Alcalá de Henares, junto a la autovía del Nordeste (A-2). El lugar dispone de varias salas para comedor, y una gran extensión al aire libre, de la que se utiliza una parte como aparcamiento para los visitantes, y en el resto se disponen las hogueras para asar los calçots. Nos juntamos prácticamente 150 personas amantes de esta típica celebración, muchas de ellas relacionadas de una u otra forma con las tierras de Tarragona. El calçot es un modo de cultivo de la Allium cepa (o cebolla), que es típico en algunas comarcas de la provincia de Tarragona, en Catalunya, especialmente en la del Alt Camp, cuya población principal es Valls (pop. 25.158). Su nombre procede de la labor agrícola que se requiere para su cultivo, ya que hay que calçar la terra sobre la planta, es decir, se amontona tierra sobre los brotes que van surgiendo de la cebolla inicial. Con el objetivo de conseguir un tallo blanco de unos 20 a 25 centímetros de longitud.

Comimos calçots de la IGP calçot de Valls.
(JMBigas, Marzo 2012)

Existen diversas versiones, pero parece ser que su origen podría remontarse a Xat de Benaiges, un agricultor de la zona de Valls de finales del siglo XIX, quien, inicialmente por accidente, asó algunos brotes de cebolla en la brasa. Tras retirar las partes externas (verdes y ennegrecidas por las brasas) descubrió que en su interior se encontraba un tallo blanco dulce y sabroso. Aunque el calçot se cultiva también en otras regiones, su producción principal se centra en la comarca del Alt Camp de Tarragona, y en las próximas del Tarragonés, el Baix Camp y el Baix Penedès. Ahí se pueden recoger anualmente hasta unos 55 millones de calçots. En 1995, la Generalitat de Catalunya creó una IGP (Indicación Geográfica Protegida) que cubre más o menos a un 10% de la producción catalana, bajo la denominación Calçot de Valls. Aunque actualmente se pueden consumir en casi cualquier época del año, su período natural son los meses del invierno (Enero, Febrero, Marzo). El último domingo de Enero, por ejemplo, se celebra en Valls la Festa del Calçot, que cumplió su primer centenario en 1996.

Tejas con los calçots a punto para comer.
(JMBigas, Marzo 2012)

En torno al calçot se ha desarrollado una celebración gastronómica llamada calçotada, que ya es conocida internacionalmente en muchas partes del mundo. Una calçotada consta de dos partes. En la primera se consumen los calçots, untados en una salsa con base de almendras que conoce diversas variantes y que se denomina romesco o también salvitxada. En la forma más tradicional, los calçots se asan sobre parrillas, en hogueras encendidas en el suelo, y alimentadas principalmente con sarmientos. Una vez asados, se disponen sobre tejas (más o menos una docena por teja), envueltos en papel de periódico, para que terminen de asarse con su propio calor. Y de esta forma se sirve a los comensales. Normalmente se considera que una ingesta normal de calçots es de 10 a 20 piezas por persona, dependiendo de la voracidad y el gusto de cada cual. 

Esperando a que todo esté a punto para empezar a comer.
(JMBigas, Marzo 2012)

Comer calçots es una actividad muy sucia. Hay que pelar la parte exterior (verde, ennegrecida por las brasas) para descubrir el tallo blanco interior. El tallo se empapa entonces en platos o boles con la salsa, y se come directamente (de la mano a la boca) en dos o tres mordiscos. Las manos quedan negras, y el tallo con salsa se convierte en un potente hisopo que salpica sólo con mirarlo. Para proteger a los comensales de tanta suciedad, se utiliza habitualmente un babero grande que se ata alrededor del cuello y que protege, por lo menos, a camisas y blusas de acabar de forma indecorosa.

Comiendo uno de los calçots.
(JMBigas, Marzo 2012)

La ingesta de calçots se acompaña con vino tinto. La forma tradicional de beberlo es mediante porrones de caño fino. El porrón se inclina de forma que el chorrito apunte a la boca del bebedor. Los bebedores menos duchos acercan mucho el caño a la boca, para limitar las sorpresas, mientras que los bebedores más avezados pueden sostener el porrón con el brazo extendido, dejando que el chorrito viaje por el aire, entre el caño y la boca, uno o hasta dos palmos. Se requiere una sincronización bastante precisa para evitar nuevas manchas. Hay que automatizar el mecanismo de deglución, para evitar atragantarse o que el vino rezume de la boca, y ajustar un movimiento rápido de muñeca para interrumpir al final el chorrito sin que las últimas gotas acaben en el babero.  En la calçotada del sábado, la organización sirvió calçots de Valls (IGP), y un vino tinto muy agradable de la Cooperativa de Rodonyá (Tarragona), con el que se rellenaban los porrones a partir de Bibs (Bag in a Box) de varios litros de capacidad. En el Asador de Ángela, esta parte se desarrolla en mesas al aire libre, cercanas a las hogueras donde se han asado los calçots. La forma más natural de comerlos es de pie, mientras en las mesas reposan las tejas, los porrones y los platos o boles con salsa. Además de las imprescindibles servilletas, para evitar males mayores.

Segunda parte de la calçotada, en las mesas interiores.
(JMBigas, Marzo 2014)

La calçotada tiene una segunda parte, que se desarrolla normalmente ya sentados en mesas en alguno de los comedores interiores, donde se sirven carnes a la brasa (chuletillas, por ejemplo), así como seques amb butifarra, trozos de butifarra a la brasa acompañados de judías blancas fritas con tocino y otros aditamentos. Con el postre (una porción de pastel de natillas) se sirvió también una copa de cava dulce. Al final de la comida, alguno de los prohombres de la Asociación dirigió unas palabras a los asistentes, y se celebró el sorteo de algunos productos típicos de la zona tarraconense, como botellas de aceite virgen y libros alusivos de diverso contenido, donados por diversas instituciones.

Algunos de los artículos que se sortearon al final de
la comida.
(JMBigas, Marzo 2012)

La calçotada se inició a la una de la tarde, y los asistentes se fueron yendo hacia sus casas en torno a las cinco y media. He asistido ya varios años a esta celebración, de la que conocí su existencia a través de un buen amigo (nacido en Montblanc, provincia de Tarragona) que tuvo una larga relación profesional con Isidre Papiol, el alma máter de la calçotada de Alcalá. Este año nos juntamos hasta ocho amig@s para asistir al evento; para algun@s era su primera vez, y quedaron gratamente sorprendid@s por la celebración. Sólo me queda agradecer a la Asociación, y muy especialmente a Isidre, la devoción y el cariño con los que preparan cada año esta calçotada. Os acompaño algunas fotos del evento, pero podéis ver una colección más completa de fotografías si pincháis en la foto de la parrilla con los calçots.

Calçotada Alcalá de Henares 3 de Marzo de 2012


JMBA