Calçotada en el centro de Barcelona, todos los findes en la brasería Melic del Gòtic

Por Bcncoolhunter @bcncoolhunter

En Cataluña estamos en plena época de calçots, esta variante de la cebolla muy alargada tan de moda de comer los fines de semana entre grupos de amigos en masias al aire libre y sobre todo en pueblos de la zona del Valls acompañándolos con parrillada de verduras.

Es un vegetal típicamente catalán tiene todo su ritual especial a la hora de ser comido y habitualmente está acompañado con la salsa Romesco. Pero, aunque lo típico es aprovechar y hacer una excursión al campo para ir a hacer una calçotada, hay algunos restaurantes en la ciudad que proponen las mismas experiencia en sus locales.

En la brasería Melic del Gòtic durante la temporada de los calçots todos los fines de semana se puede gozar de una verdadera calçotada en pleno centro de Barcelona. Por 30€ por persona tienes tu propia bandeja de calçots (nunca había llegado a comer tantos), un plato de carne a la parrilla acompañado con vino tinto y una crema catalana de postre.

Con nuestro delantal puesto probamos la experiencia de la calçotoda en el centro de la ciudad con salsa Romesco, Cordero, butifarra y morcilla, con judías y patata con el típico pan tostado con tomate.

La brasería Melic del Gòtic, ubicada en el número siete de la calle Montsió, es un lugar con mucha historia, un restaurante que ocupa los últimos vestigios del convento de Montsió del siglo XV, de la orden de las monjas dominicas. Sus habitáculos inicialmente estaban destinados a celdas de penitencia, que posteriormente se utilizaron como bodega de vinos.

Luego con la invasión francesa se convirtió el convento en almacén de las obras de arte expoliadas por las tropas y cuando los franceses fueron derrotados, hacia 1830 y con otro conflicto bélico de por medio, esta vez las guerras carlistas, se utilizó como cuartel. Para sufragar los gastos de mantenimiento, la milicia nacional decidió abrir una sala de baile que tuvo mucho éxito y que poco tiempo después se habilitó como teatro. Junto con la Sociedad Dramática de Aficionados, una organización de ciudadanos liberales armados de la época y la iniciativa de Manuel Gibert se constituye en 1837 el Teatro Montsió, primera expresión de lo que actualmente es El Liceu y cuya primera ópera sonó al compás de la Norma de Bellini. El Liceu se hizo grande y la falta de espacio motivó su traslado a La Rambla, afincándose en el antiguo convento de los Trinitarios, lugar que ocupa en la actualidad.

Su historia, el aire medieval y su aspecto rústico, con una decoración en la que la piedra es la absoluta protagonista, hace que las comidas en Melic del Gòtic tengan aquel toque cultural e histórico que da un punto más de encanto al restaurante.