Primero que todo mete las almejas con agua y sal, durante un rato, aproximadamente una horita. Tiras el agua y las metes en una cazuela con un poco de agua para que se abran del todo. No tires el caldo. Si has cogido todo el pescado fresco habrá que limpiarlo, si vas de cómoda (como yo…) y lo has pillado congelado, preocupate de descongelarlo, ok? Bien, vamos a la cazuela, pon una capa de pescado, otra de cebolla y patatas, pescado, patatas y cebolla, ¿si?. Bien, pues nos queda echarle el caldo. ¿Qué caldo? Claro… perdona! Pues con el que nos ha quedado de las almejas, más el vino blanco, el aceite, una taza de agua y el tomate triturado. Lo vertemos por encima y lo metemos al fuego, a fuego lento… una media hora. Las almejas, déjalas “caer” en los últimos minutos de la cocción. Está muy bueno! Y aún es Cuaresma…
Primero que todo mete las almejas con agua y sal, durante un rato, aproximadamente una horita. Tiras el agua y las metes en una cazuela con un poco de agua para que se abran del todo. No tires el caldo. Si has cogido todo el pescado fresco habrá que limpiarlo, si vas de cómoda (como yo…) y lo has pillado congelado, preocupate de descongelarlo, ok? Bien, vamos a la cazuela, pon una capa de pescado, otra de cebolla y patatas, pescado, patatas y cebolla, ¿si?. Bien, pues nos queda echarle el caldo. ¿Qué caldo? Claro… perdona! Pues con el que nos ha quedado de las almejas, más el vino blanco, el aceite, una taza de agua y el tomate triturado. Lo vertemos por encima y lo metemos al fuego, a fuego lento… una media hora. Las almejas, déjalas “caer” en los últimos minutos de la cocción. Está muy bueno! Y aún es Cuaresma…