¡Mañana estrenamos nuevo calendario de adviento! Este año nos hemos complicado un poquito más la existencia (Ana se ha implicado muchísimo, es una curranta campeona) pero el resultado ha merecido la pena.
Una vez más la idea la saqué de Pinterest y en cuanto se lo enseñé a mi colega de faena se emocionó tanto como yo ¡cómo mola mi chica!. Quería empezar en ese mismo momento y eso hicimos.
Día 1
Llevábamos un montón de tiempo recopilando rollos de papel higiénico sin una idea concreta ¡y ¿sabéis qué?! pues que teníamos exactamente 22 + 2 de papel de cocina (y estos últimos, cortados por la mitad, dan como dos de higiénico) ¡yuhu! ya teníamos los 24 rollos que necesitábamos.
Por cierto, este momento frikis-del-rollo es doblemente placentero... uno: teníamos todos los que necesitábamos y dos: ¡ya no tenemos un montón de rollos metidos en el armario!.
Dispusimos todo el material formando un círculo sobre una caja de cartón para tomar la medida de la corona navideña. Costaba mucho recortarla así que me encargué mientras mis hijos me animaban, qué majetes.
Día 2
Sacamos los pinceles, pintura acrílica verde bosque y en un periquete lo teníamos coloreado.
Día 3
Compré papel crespón que recorté en rectángulos con el tamaño suficiente como para envolver un rollo con sobrante en los extremos para hacer las veces de caramelo.
En cuanto Ana vio en qué consistía la cosa se puso a envolver mano a mano conmigo así que lo terminamos en un momento.
Llegó el momento de rellenar los rollos... antes de cerrarlos por completo metimos una servilleta de papel arrugada y un par de chuches para cada día (una para Ana y otra para Dani).
Para que no se escapen las chucherías (y evitar discretas tentaciones) hicimos un lacito a cada lado con cordón.
Ahí tenéis la mano de Dani birlando gominolas del set de fotografía (que, por cierto, en este caso es el suelo de nuestra cocina con una cartulina blanca).
Es una manualidad muy trabajosa porque todo se multiplica por veinticuatro, esa es la pila que nos quedaba por anudar (¡cada extremo!).
Estoy especialmente orgullosa de mi chica porque, con la mejor intención, quise ahorrarle alguno de los pasos para que no se aburriese: envolver todos esos rollos, meter las chuches, anudar los lacitos... pues ella estaba encantada de hacerlo todo, incluso se enfadaba si yo sugería ir adelantando trabajo.
Día 4
Ya faltaba menos... esta tarde, en cuanto Ana ha llegado del cole le he dado estas pegatinas (muy apropiadas para la ocasión) y ha ido poniendo los números del 1 al 24 con rotuladores permanentes de colores.
Después hemos colocados los rollos alternando los colores: morado, rosa, menta y amarillo para colocar las pegatinas en orden y que la corona quede equilibrada.
¡Ahí lo podéis ver, es muchísimo trabajo! Ha sido difícil contener a Dani... todos esos caramelitos falsos rellenos de chuches de verdad dispuestos por el suelo eran demasiado jugosos para no lanzarse en plancha.
Y aquí mi momento, este paso he preferido hacerlo yo sola (he acabado agotada de frenar a Dani para que no se lo comiese todo). Pegar los rollos en orden con silicona ha sido genial ¡se quedaban adheridos al instante!.
Por favor, valorad como se merece a esta foto insulsa... la he tenido que hacer con la mano izquierda mientras sujetaba la pistola con la derecha y procuraba que el encuadre quedase decente.
¡Y fin! Nosotras estamos muy satisfechas con
Supongo que os cuento todo esto con poco margen para llevarlo a cabo ¡pero tomad nota para el próximo año o para otro tipo de "cuenta atrás", al fin y al cabo eso es un calendario de adviento!.
De todas maneras, si os apetece hacer un calendario express aquí tenéis el que hicimos el año pasado ¡mucho más fácil e igual de decorativo!.
See you later alligator!