¡Para mejorar la calidad de los procesos educativos, hacen falta docentes competentes en suficiente cantidad!
Esta evidencia es recordada regularmente por las autoridades políticas, por las asociaciones profesionales, los expertos o las organizaciones internacionales. Los Ministros de Educación, reunidos en la sede de la UNESCO durante la 32a. Conferencia General lo han reafirmado: “Nosotros consideramos indispensable el papel de los docentes como proveedores de conocimientos y de valores, así como de líderes de la comunidad, responsables por el futuro de nuestros jóvenes; nosotros deberíamos hacer todo lo que esté en nuestro poder a fin de apoyarlos y beneficiarnos de sus experiencias.” (UNESCO, 2003 (a). Traducción no oficial).
(…) Los docentes son los pilares de la reforma. Creo que no existe ninguna reforma, tanto en el plano de la calidad o sobre otras cuestiones que pueda tener éxito sin una participación, sin un compromiso por parte de los docentes. Elie Jouen, Secretario General Adjunto, Internacional de la Educación
En la realidad, la situación está lejos de ser satisfactoria. Muchos países sufren una grave penuria de docentes o una falta de docentes calificados en un determinado número de disciplinas. La presencia en el aula de docentes competentes y bien capacitados se enfrenta a menudo con numerosos obstáculos (bajos salarios, estatuto social precario, carga de trabajo pesada, personal pletórico, perspectivas limitadas de evolución profesional, etc.).
Si bien algunos países han introducido medidas para mejorar la formación y las condiciones de trabajo de los docentes, en otros asistimos a un deterioro de la formación de los docentes. Por ejemplo, en varios países africanos el 75% de los docentes no están formados. En ese contexto, numerosos gobiernos, lo mismo que la Internacional de la Educación, han denunciado las políticas de ajuste estructural que a menudo han sido una de las causas de esta situación.
La necesidad de que la sociedad reconozca y sobre todo valore el rol fundamental del docente ha sido un tema central de las discusiones. Al respecto, es oportuno recordar que el Programa PISA pone de manifiesto quienes son los campeones de la calidad de la educación: los finlandeses, los suecos, los canadienses, los japoneses y coreanos. Todos ellos valoran altamente la educación de sus pueblos y su capacidad de aprendizaje, pero además estiman a sus docentes. Y su estima es crucial para que esas maestras y profesores puedan resolver los problemas a los que se enfrentan en los contextos de imprevisibilidad y adversidad característicos del siglo XXI.
Los fenómenos migratorios, las altas tasas de desempleo y la violencia juvenil nos han obligado a establecer una innovadora "Secretaría de la Juventud" que trabajará junto con la Cartera de Educación; pero no bastan estas acciones, debemos llegar al factor determinante más influyente de los jóvenes: Sus maestros y maestras, quienes resultan ser modelos, y en no pocas ocasiones, un respaldo ético para las familias desintegradas; y estamos trabajando en ello. Darlyn Xiomara Meza, Ministra de Educación, El Salvador
Enseñar: una profesión exigente y en constante evolución Por otro lado, la profesión del docente parece más difícil de ser ejercida. La imagen del docente, particularmente a nivel secundario, especialista de una disciplina, solo frente a su clase, constituye todavía muchas veces una realidad y, sin embargo, no corresponde ya a las exigencias de la función docente ni a las expectativas formuladas con respecto a la educación de los jóvenes. Si bien la profesión de docente conserva elementos de permanencia, cualesquiera sean la época o los niveles de la educación, muchas cosas han cambiado y cambian continuamente: los conocimientos, la manera de acceder a ellos, la influencia de los medios y de las TIC, las expectativas de la sociedad, el entorno social, los alumnos mismos, etc. De “transmisor de saberes”, el docente está llamado a volverse cada vez más un “mediador de la construcción del conocimiento”.
Una mejor consideración de las necesidades educativas de los niños y de los jóvenes implica en particular un cambio de modelo colocando al aprendizaje, en lugar del acto de enseñar, en el centro del proceso educativo. De “transmisor de saberes”, el docente está llamado a volverse cada vez más un “mediador de la construcción del conocimiento”.
Queremos que nuestros docentes estén bien formados, que tengan una mentalidad abierta y que sean capaces de influir sobre nuestro espíritu y detectar las necesidades de cada uno de los miembros de la comunidad escolar. Para vivir en el siglo XXI es vital desarrollar las capacidades de comunicación, el trabajo en equipo, la autonomía, la iniciativa y el espíritu crítico. En consecuencia, se deben poner a disposición de todos los alumnos nuevos métodos de enseñanza directamente relacionados con el alumno, lo mismo que tecnologías modernas, para que éstos puedan adquirir un conocimiento que les permita ser los protagonistas de su propia educación. Agnes Kardakou y Maria Zahariou, 14 años, Grecia
Cuando todos nuestros niños están aprendiendo y cada uno esté desarrollando el máximo de sus posibilidades, sabemos que hemos cumplido con nuestra tarea. Cotidianamente los padres y las comunidades de todo el mundo confían a los docentes la más importante misión. Ninguna escuela puede alcanzar el éxito si no tiene docentes bien formados. Rod Paige, Ministro de Educación, Estados Unidos de América
La función fundamental en la modernización del sistema de educación la asume el docente, que debe transformarse en el administrador del proceso educativo, en un psicólogo y ser competente desde el punto de vista profesional y creativo a título individual. Zhaksybek A. Kulekeyev, Ministro de Educación y Ciencias, República de Kazajstán
El buen docente: ¿es un hombre orquestra? El buen docente es, cada vez más, el que logra guiar a los alumnos entre el caos de los conocimientos disponibles y mostrarles como utilizar la información y comunicarse. Él debe igualmente favorecer el desarrollo de las competencias sociales y un ambiente escolar que permita a los jóvenes aprender a vivir juntos y a tornarse ciudadanos responsables. Estas son grandes responsabilidades que no pueden ser asumidas sino por profesionales dedicados y con una buena formación. Cuando se examina la lista de competencias que deben tener los docentes, (véase el cuadro), se constata que es bastante impresionante. Hasta podríamos preguntarnos una única persona, sean cuales sean sus cualidades personales y su formación, ¿puede razonablemente pretender ocupar tal función?
Diez nuevas competencias para enseñar 1. organizar y animar situaciones de aprendizaje; 2. gestionar la progresión de los aprendizajes; 3. concebir y hacer evolucionar los dispositivos de diferenciación; 4. implicar a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo; 5. trabajar en equipo; 6. participar en la gestión de la escuela; 7. informar e implicar a los padres; 8. servirse de las nuevas tecnologías; 9. afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión; 10. conducir su propia formación permanente. Perrenoud, Ph. (1999) Invitation au voyage, Paris, ESF
Los participantes de este taller han dedicado gran parte de sus discusiones a la definición del concepto de calidad antes de explorar su relación con el rol de los docentes, a fin de poder establecer criterios de evaluación de las condiciones de enseñanza. En varias intervenciones se ha planteado que la calidad de la educación no puede ser medida únicamente en términos de desempeño de los estudiantes y de resultados de aprendizaje, sino que debería ser considerada también con relación al contenido y al proceso de enseñanza.
No se pueden tener en cuenta las responsabilidades del docente sin tomar en consideración las condiciones en las cuales los docentes deben ejercer su actividad. Daniel Pinkasz, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Argentina
Entre los principales criterios para evaluar la calidad de la educación se mencionaron la infraestructura escolar, la relación alumno-profesor, los recursos y materiales didácticos disponibles, el tiempo de aprendizaje, la adaptación del currículo al ambiente social y a las necesidades de los jóvenes (por ejemplo: la provisión de información sobre el VIH&SIDA, el desarrollo sostenible, etc.), así como aspectos relacionados a la calidad de la formación y de las condiciones de vida de los docentes. Se ha destacado también la importancia de que la formación de los estudiantes considere contenidos relacionados con las nuevas tecnologías de información y de comunicación (TIC), la mediación de conflictos, las cuestiones de género, la diversidad cultural, los derechos humanos, la democracia y las competencias para la vida.
Yo pienso que ya ha llegado el momento de evaluar a los docentes según su rendimiento y que se deberían definir indicadores de rendimiento y de éxito. Esto significa que será necesario modificar nuestro tipo de formación. En la mayoría de los casos en los países en desarrollo copiamos modelos de formación existentes y los aplicamos a nuestros docentes sin preguntarnos si eso corresponde a nuestras necesidades, a nuestro país, a nuestra cultura. Pienso que llegó el momento de concebir nuestra propia formación, una que sea apropiada a nuestra cultura. Reema Khader, Director General de Planificación, Palestina
El reclutamiento de docentes de calidad Un sistema educativo que se proponga ofrecer una educación de calidad para todos los jóvenes debe poder contar con docentes bien formados, suficientemente remunerados, capaces de seguir la evolución de los conocimientos y de sus estructuras y con las competencias necesarias para poder tomar en cuenta las crecientes interdependencias que afectan no sólo al mundo sino también a la escuela. Por eso, es importante para un docente disponer de una formación de base, pero es importante también de poner de manifiesto la formación continua y la existencia de un equilibrio entre los dos.
Tras de haber sufrido durante largo tiempo un violento conflicto, el pueblo de Sri Lanka está tratando de reconstruir su vida y de construir una sociedad de paz. Como la joven generación debe asumir su papel en este proceso, se está difundiendo la educación para la paz entre sus docentes. El gobierno de Sri Lanka y la GTZ inició actividades tales como un concurso literario entre los institutos docentes sobre el tema de la paz, lo mismo que visitas recíprocas entre los institutos docentes del norte y de sur, en el marco del vínculo para la paz y un taller sobre la educación para la paz que hizo que docentes en ciernes adoptaran y debatiesen la educación para aprender a vivir juntos. Como integran el programa de formación de docentes antes que estos ocupen sus funciones y durante su período de actividad en el marco del proyecto para el sector de educación básica, estas iniciativas brindan la oportunidad para que los docentes que están siendo formados aprendan el idioma, la cultura y las ideas de otros.
La enseñaza requiere una verdadera formación profesional y la adquisición de competencias que exceden largamente las vinculadas a los conocimientos de las disciplinas. Los criterios de formación inicial, de reclutamiento, de integración y de formación en servicio conciernen a todos los docentes, pero más particularmente a los de posprimaria.
Para que los docentes actuales puedan impartir la educación de calidad que solicitamos, lo más importante es que se les brinde la formación y los materiales necesarios para que puedan enfrentar los nuevos desafíos que enfrenta la escuela y la sociedad en general. En nuestra situación actual, el docente no sólo es una persona especializada en ciertos temas, sino que también es un trabajador sanitario y debe ocuparse del bienestar de los huérfanos y enfrentar el aumento de la mortandad provocada por el VIH&SIDA y problemas sanitarios conexos que también afectan al docente en su propio medio. En consecuencia, debemos revisar nuestros métodos y dar una formación inicial a los docentes y seguir formándolos durante el servicio e introducir programas que deben de estar orientados para enfrentar los desafíos actuales. Los docentes deben ser recompensados en función de nuestras expectativas. Si queremos obtener una educación de calidad, los docentes serán indudablemente la vanguardia que enfrentará los desafíos. Efectivamente, debemos considerar a la educación como una tarea ilimitada. Representante de Lesotho
Las tendencias observables en la formación inicial consisten en la prolongación de la formación, por un lado, y en su mejoramiento cualitativo, por el otro: “profesionalización”, mejor equilibrio entre la teoría y la práctica, ampliación de las competencias pedagógicas y didácticas, relación con la investigación, utilización de las nuevas tecnologías, etc. Pero al parecer se otorga un espacio demasiado limitado a la autoevaluación (“practicante actor reflexivo”), a las competencias relacionales y de comunicación, a la interdisciplinariedad, a los intercambios, al trabajo en equipo y al “profesionalismo colectivo”, etc.
Algunos observadores llegan incluso a pensar que sería mejor invertir menos en la formación inicial y poner el acento en la formación permanente, dado que ciertos estudios muestran que, al cabo de apenas unos pocos años, los docentes manifiestan una tendencia a reproducir la pedagogía que conocieran en la época de sus estudios, más que la que se les enseñara en el curso de su formación profesional.
En Hungría atribuimos los fondos destinados a la formación de los docentes a los propios establecimientos y les pedimos que redacten un proyecto de inversión. Esto hace que la formación continua sea más pertinente y que se adapte mejor a las necesidades de los docentes y le otorga más importancia a la dirección de la escuela. Gábor Halász, Director General, Instituto Nacional de la Enseñanza Pública, Hungría
Contratación, incentivos y apoyo a los docentes Aparte de existir un déficit de docentes calificados, en muchos lugares se constata un envejecimiento del cuerpo docente secundario, hecho que contribuye a acentuar aún más la distancia cultural entre los alumnos y los responsables de su formación. La representación de las mujeres es igualmente a menudo muy desequilibrada. A esto se agrega además que la profesión docente resulta poco atractiva para jóvenes que tendrían la capacidad de ejercer y que prefieren orientarse hacia una vida profesional mejor remunerada. En todas partes del mundo, muchos (demasiados) jóvenes salen del sistema educativo habiendo perdido la motivación de aprender y, en consecuencia, el deseo de enseñar. En algunos países los docentes abandonan prematuramente su profesión, atraídos por condiciones de trabajo más favorables y mejores perspectivas de carrera. En otros, para responder a la escasez se apela a docentes menos formados (voluntarios, suplentes, docentes principiantes, etc).
Se espera de los docentes que se comprometan a mejorar la calidad de la educación, que tengan una ética profesional, que se sientan responsables de su propia formación a lo largo de toda la vida, considerada a la vez como un derecho y un deber. Pero a menudo existe un abismo – a veces un divorcio – entre las expectativas del público escolar (y de los padres o de la sociedad) y la manera en que los docentes estiman que deben ejercer su profesión.
Para atraer a los mejores elementos de la juventud hacia la enseñanza y para retener a los docentes competentes, a veces se han adoptado medidas para mejorar los sueldos de los docentes.
(…) Actualmente los sueldos de los docentes son un 5% superiores que los de otros funcionarios y sus sueldos iniciales son aproximadamente un 20 % más elevados que los de otros funcionarios. Esto permite atraer gente de calidad a la profesión. Shin Ichi Yamanaka, Director Adjunto, Ministerio de la Educación, Japón
Para mejorar su situación y tener docentes de calidad, algunos participantes en el taller han estimado que los gobiernos deberían, a pesar de las dificultades financieras, aumentar los sueldos, las medidas incitativas y mejorar las condiciones de trabajo, en particular en las zonas rurales y en las zonas menos atractivas. También hicieron hincapié en que todo el sistema de contratación que está basado en una formación corta y en sueldos menos elevados (voluntarios o contractuales) para poder enfrentar una penuria de docentes, debe ofrecer al mismo tiempo una perspectiva de carrera en la función pública.
Es totalmente evidente que un sueldo más elevado podría mejorar la situación de la enseñanza, pero todos sabemos que el dinero no es la cuestión clave que influye sobre esa situación. En la experiencia israelí somos concientes de que una formación inicial y una formación continua contribuyen a la mejora de la situación del docente. (…) Representante de Israel
Algunos países han logrado aumentar en función de sus necesidades la parte del presupuesto consagrada a la educación (Senegal consagra 40% de su presupuesto y tiene la intención de aumentarlo al 50%). Marruecos ha introducido una serie de medidas para mejorar las condiciones d vida y de trabajo de los docentes, incluidas la ayuda para la vivienda y los seguros. Rwanda ha organizado instituciones para la formación de los docentes de la enseñanza primaria y está realizando un esfuerzo para invertir en nuevas tecnologías. Algunos participantes han propuesto establecer un plan de carrera que contribuiría también a incitar a los docentes. Esto ayudaría también a limitar la “fuga” de docentes hacia los países desarrollados, lo que constituye un enorme problema para los países en desarrollo.
Los participantes en el taller llegaron a la conclusión de que no se podrá lograr una educación de calidad si los responsables nacionales y locales no toman en cuenta cuatro elementos, a saber: las nuevas exigencias de la profesión, las condiciones de contratación, la formación inicial y continua, lo mismo que el seguimiento y el apoyo a los docentes. Habría también que consolidar el respeto por la libertad profesional de los docentes como elemento capital para responsabilizarlos y mejorar la calidad de su trabajo.
Creo que los docentes son el pilar de esta reforma [Reforma de la educación para una economía del conocimiento] porque son los que difundirán esta nueva filosofía, este nuevo enfoque y pedagogía del aprendizaje en el aula. Khaled Toukan, Ministro de Educación, Jordania
Preparar los jóvenes para la vida es una tarea que va más allá de la enseñanza académica. Los docentes son llamados a actuar no sólo como educadores, sino también como mediadores, animadores y trabajadores sociales. Los cambios constantes imponen a los docentes nuevos roles, para los cuales deben estar bien preparados. Para tal, necesitarían tener un bagaje de conocimientos acerca de los derechos humanos y sobre las responsabilidades sociales, también para servir como ejemplos de ética y de ciudadanía. Al mismo tiempo, se les debería permitir un mayor grado de flexibilidad y libertad para adaptar y remodelar sus responsabilidades de acuerdo con sus realidades de trabajo. Todo ello tiene relación directa con currículos menos rígidos y más innovadores, para cuya elaboración se debería contar con la colaboración de quienes tendrán que transformarlos en oportunidades de aprendizaje en sus clases.
Extraído de UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS LOS JÓVENES Reflexiones y contribuciones en el marco de la 47a CONFERENCIA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN DE LA UNESCO GINEBRA, 8-11 DE SEPTIEMBRE 2004 OFICINA INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN