Madrid, imagino, debe seguir patas arriba después de vivir una de las resacas más dulces que se recuerden. En estos días, después de que un grupo de chavales haya hecho soñar a todo un país, resulta difícil hablar de otra cosa que no sean pulpos, el beso de Casillas, el casi asesinato de Manolo Escobar a manos de los jugadores de la selección o las patadas ninja de los holandeses en la final pero, aunque parezca lo contrario, hay noticias más allá del fútbol, algunas de ellas realmente buenas. Una especialmente y es que, por fin, el ayuntamiento de Madrid ha decidido poner el nombre del añorado Enrique Urquijo a una de sus calles, que tendrá su ubicación en el distrito de Vicálvaro. Me alegra, y mucho, que la ciudad que vio nacer, crecer y morir al que probablemente sea el mejor escritor de canciones español de la historia por fin tenga una calle que lleve su nombre, una iniciativa que surgió hace años y que, gracias a la firma de miles y miles de fans de Enrique, por fin ser ha convertido en una realidad. Como recordaréis, el bueno de Enrique fue encontrado muerto en un portal de Malasaña en el jodido 17 de noviembre de 1999, dejando un vacío en la música española que nadie, jamás, conseguirá rellenar. Tenía 39 años, y aunque ni la vida le había tratado como merecía ni él la trató como debía, siempre me preguntaré la cantidad de canciones que habría seguido escribiendo de no habernos abandonado tan prematuramente. La luz se le apagó hace once años, pero su nombre seguirá en la memoria de todos nosotros para siempre, y es que se encargó de dejar un legado de valor incalculable antes de marcharse sin avisar. Él fue uno de los culpables de que hoy en día necesite más la música que el respirar, y me hace enormemente feliz el hecho de que, más allá de La calle del olvido o El Boulevard de los sueños rotos, Madrid tendrá a partir de ahora una calle en la que me sentiré como en casa... "Agárrate a mí, María" "Tu tristeza" "Ojos de perdida" "Qué solo estás"