Esta hermosa imagen retrata a las galaxias NGC 799 (debajo) y NGC 800 (encima) situadas en la constelación de Cetus (La Ballena). Este par de galaxias fue observado por primera vez por el astrónomo americano Lewis Swift allá por 1885. Situada a una distancia de unos 300 millones de años luz, nuestra visión “de cara” nos permite apreciar claramente sus formas. Como la Vía Láctea, nuestra galaxia, estos dos objetos son galaxias espirales, con largos brazos muy característicos serpenteando hacia la brillante protuberancia central. En los prominentes brazos espirales, hay cúmulos en los que se están formando numerosas estrellas jóvenes, azules y calientes (en la imagen se ven como diminutos puntitos azules) mientras que, en la protuberancia central, un gran grupo de estrellas más viejas, frías y rojas se congrega en una región compacta y casi esférica.
A primera vista, estas galaxias parecen iguales, pero el secreto está en los detalles. Aparte de la obvia diferencia de tamaño, solo NGC 799 cuenta con una estructura en forma de barra que se extiende desde la protuberancia central, y los brazos espirales se alargan desde los extremos de la barra. Se cree que las barras galácticas actúan como un mecanismo que canaliza el gas desde los brazos espirales hacia el centro, intensificando la formación estelar. En el año 2004, también se observó una supernova en NGC 799, y fue denominada SN2004dt. Otra interesante característica que las diferencia es el número de brazos espirales. La pequeña NGC 800 tiene tres enroscados y brillantes brazos espirales, mientras que NGC 799 solo tiene dos brazos relativamente tenues pero muy anchos. Estos comienzan al final de la barra y casi rodean por completo la galaxia, formando una estructura que casi parece un anillo.
Pese a que pueda parecer que en esta imagen vemos dos impresionantes galaxias espirales coexistiendo en eterna paz, nada más lejos de la realidad. Podríamos estar siendo testigos de la calma antes de la tormenta. No sabemos exactamente qué ocurrirá en el futuro pero, por lo general, cuando dos galaxias están lo suficientemente cerca la una de la otra, interaccionan a lo largo de cientos de millones de años debido a las perturbaciones gravitatorias. En algunos casos pueden ser solo interacciones pequeñas que causen distorsiones en la forma, pero otras veces las galaxias chocan, fusionándose para formar una única y nueva galaxia de mayor tamaño.
Fotografía OriginalCrédito: ESO