Cuando estábamos a siete millas de la costa, encontramos un pequeño grupo de gaviotas patiamarillas que descansaba en la superficie de la mar, flotando como corchos y dejándose llevar por la corriente. Entre ellas, varias pardelas descansaban también, ajenas a nosotros y seguramente con el estómago lleno solo se separaban de la proa del barco cuando pasábamos a su lado.
Al observar más de cerca el grupo de gaviotas y pardelas cenicientas, entre ellas encontramos cuatro pardelas capirotadas (Puffinus gravis). Casi del mismo tamaño que las cenicientas, las pardelas capirotadas son una de las aves más viajeras del mundo. Todas ellas se dirigen ahora hacia el hemisferio sur, hacia el Archipiélago de Tristan da Cunha, donde se reproduce toda la población mundial de esta especie.