Mantén la calma: Cuando tu pequeño está en pleno berrinche, es importante que tú mantengas la calma. Respira profundamente y recuerda que esta es una oportunidad para enseñarle a tu hijo cómo manejar sus emociones.
Habla y valida sus emociones: Aunque el niño pequeño aún no pueda expresar sus sentimientos con palabras, es esencial que sienta que sus emociones son entendidas y validadas. Puedes decir algo como: "Veo que estás enojado/frustrado/triste. ¿Quieres contarme qué pasó?"
Establece límites claros: Los niños necesitan límites y estructura. Explica de manera sencilla y firme cuál es el comportamiento adecuado y cuáles son las consecuencias de sus acciones.
Ofrece opciones limitadas: Dale a tu hijo la oportunidad de tomar decisiones dentro de límites específicos. Por ejemplo, pregúntale si prefiere usar la camisa roja o la azul. Esto le brinda una sensación de control y reduce la posibilidad de berrinches.
Distrae y redirige su atención: Cambia el enfoque del niño distrayéndolo con algo interesante o divertido. Esta técnica es especialmente útil cuando anticipas un posible berrinche.
Recompensas y elogios: Refuerza el buen comportamiento a través de recompensas o elogios. Celebra sus logros y esfuerzos positivos para fomentar la motivación intrínseca.
Modela un buen manejo emocional: Sé un ejemplo de cómo manejar las emociones. Si te sientes frustrado, explícale a tu hijo cómo te sientes y qué haces para calmarte.
Tiempo para relajarse: Crea un espacio tranquilo donde tu hijo pueda ir a calmarse. Pueden ser cojines en una esquina acogedora o una silla especial. Enséñale que es normal necesitar un tiempo para recuperarse emocionalmente.
Cada niño es único y es posible que algunas estrategias funcionen mejor que otras. La clave es mantener la paciencia y la consistencia en tu enfoque. ¡Juntos superarán estos desafíos y aprenderán valiosas lecciones sobre el manejo de emociones!