Cambiar la dieta es la mejor receta para reducir la huella de carbono (1/2)

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Este es el sorprendente resultado de un estudio encargado por la Comisión Europea en 2012, en el que se analizaban 36 cambios de comportamientos relacionados con la movilidad, la vivienda y la alimentación y su potencial para reducir las emisiones de CO2 desde nuestras elecciones personales, y la manera más efectiva está relacionada con la dieta.

Y es que es necesario que nos sensibilicemos, ciudadanos y los actores de la cadena alimentaria, sobre cómo poner en práctica una alimentación que suponga una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en todas las fases del engranaje alimentario.

En líneas generales, los requisitos de una dieta baja en carbono están relacionados con:

  • Consumir productos de temporada y cercanos y si es posible ecológicos.
  • Consumir más alimentos de origen vegetal que animal.
  • Utilizar la energía de forma eficiente antes, durante y después de cocinar.
  • Reaprovechar los restos de comida para elaborar otras recetas.

Vamos a ver con más detalle cómo podemos llegar a esa dieta ecointeligente:

Consumir alimentos de temporada

Consumir alimentos en el mes o época que le corresponde ayuda a respetar su ciclo natural de producción y ser más respetuosos con el medio ambiente.

Poder disponer de toda clase de frutas y verduras durante todo el año (sin entrar en consideraciones nutricionales, de sabor o textura) genera un gran consumo energético en toda la cadena productiva, desde su cultivo hasta llegar al consumidor.

Comprar y comer lo que tenemos cerca

Consumir alimentos cercanos y estacionales reduce la necesidad de transporte, distribución y almacenamiento disminuyendo las emisiones de CO2 por kg de alimento.

Favorece la actividad agrícola local, dinamiza la economía y permite la conservación de la biodiversidad agrícola autóctona.

Disminuir el consumo de productos de largo recorrido

En 2011 España importó más de 25 millones de toneladas de alimentos, emitiendo más de 4 millones de toneladas de CO2. Son alimentos propios del lugar de origen, como el café, que se consumen en lugares lejanos.

Alimentos que se cultivan lejos, pero que podrían producirse cerca, como las lentejas. Por contra, alimentos que producimos aquí los exportamos y se consumen lejos, como los de la agricultura ecológica.

Preferir alimentos de producción ecológica

Consumiendo alimentos ecológicos se apoya un modelo productivo que utiliza técnicas respetuosas con el medio ambiente.

No emplea productos químicos de síntesis (que en su fabricación y transporte producen grandes emisiones de gases de efecto invernadero), está menos mecanizado que el modelo intensivo y favorece la biodiversidad.

Comer más productos de origen vegetal y menos carne

Se estima que la actividad ganadera mundial es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, un porcentaje mayor que la generada por todo el transporte.

Esto es debido a la deforestación para pastos y cereales, las emisiones intestinales de metano del ganado vacuno, del óxido nitroso de las heces, y el elevado gasto energético de granjas, transporte, almacenamiento y refrigeración.

Apostar por los alimentos más saludables

Expertos en nutrición y cambio climático coinciden en que una dieta con mayor aporte de proteínas de origen vegetal que de carne, es más saludable tanto para nuestra salud como para la del planeta.

La actividad ganadera produce importantes emisiones de gases de efecto invernadero en todos sus ciclos: consumo energético en granjas y pastoreo; fertilizantes para el cultivo de su alimento; en la elaboración de piensos; en la gestión del estiércol y en la propia digestión de los alimentos.

Sacar el máximo provecho al microondas

El microondas es una opción eficiente para cocinar. A pesar de ser un electrodoméstico que demanda gran potencia, necesita poco tiempo para cocinar.

Por su capacidad, más limitada que el horno convencional, es una buena opción para pocos comensales.

Utilizar más la olla exprés y trucos para otros pucheros

Elegir la olla adecuada para cada ocasión y utilizarla correctamente ayuda a disminuir la factura de gas o electricidad, ahorrar tiempo y conservar los valores nutricionales de los alimentos.

La olla exprés es una opción hasta un 70% más eficiente. Y con los otros pucheros, ten en cuenta utilizar cazuelas del tamaño adecuado, utilizar el fogón adecuado al tamaño de la base de la sartén o la cacerola, cocinar con tapa y hervir el agua justa.

Usar con moderación el horno convencional

El horno es uno de los electrodomésticos que más energía demanda por hora, por lo que se recomienda utilizarlo con moderación y procurar utilizar al máximo su capacidad.

Con unos sencillos trucos se puede reducir el consumo energético y la huella de carbono: no abrir innecesariamente, apagar 5 minutos antes del tiempo previsto de cocinado y procurar aprovechar al máximo la capacidad del horno.

En nuestra próxima entrega continuaremos viendo consejos y buenas prácticas que nos llevan hacia esa dieta que reduce nuestra huella de carbono.

Puedes ampliar esta información y consultar recetas en el libro realizado por Ecodes y disponible, tanto en nuestro fondo documental ecointeligente, como en este enlace: Recetas de cocina comprometida por el clima.

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